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Intervención Psicológica con Personas Sin Hogar

06/05/2015 | COMUNICACIÓN


El objetivo del siguiente artículo es dar a conocer la «Intervención Psicológica con Personas Sin Hogar» y abordar temas como: ¿Cuáles son las características de ese ámbito de intervención y las necesidades del colectivo en cuestión? ¿Qué lugar ocupa el psicólogo en la actualidad en dichas instituciones, o ámbitos de intervención? y ¿Cuál es su contribución? ¿Cómo podría contribuir el psicólogo más y mejor al trabajo interdisciplinar con este colectivo?

¿Cuáles son las características de este ámbito de intervención y las necesidades del colectivo en cuestión?

Es de destacar la dificultad en la definición de un perfil debido a la multicausalidad de la problemática. Aun así, carecemos de estudios en esta dirección. En todo caso, se tendría que hablar de perfiles y no de un único perfil.

La participación y desempeño de equipos interdisciplinares en las tareas de investigación, intervención, ejecutivas y de planificación facilita el desarrollo de un servicio al ciudadano eficaz y eficiente, evitando el voluntarismo y el derroche de recursos.

A pesar de las recomendaciones del estudio desarrollado por el Departamento de Sociología y Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid en 2003, a instancias de la Comunidad de Madrid, los centros siguen siendo cajones de sastre, aunque en menor medida que en el pasado. Aun así, pueden convivir en un mismo espacio personas con muy diversas problemáticas: adicciones, salud mental, violencia de género, agresores, inmigrantes, mayores prematuros, convalecientes y discapacidad; con problemáticas sociales específicas (falta de recursos, de empleo, de vivienda, de red familiar y comunitaria, causas judiciales, prisión, situación irregular en inmigrantes, prostitución…), con distinto grado de conflictividad interpersonal, cronicidad y motivación para el cambio, a pesar de que la red se pretende diseñada con centros de distinto grado de exigencia.

El criterio más reciente de asignación del usuario a uno u otro recurso, desde el Ayuntamiento de Madrid, se ha establecido en base al modelo transteórico de Prochaska y Di Clemente, teniendo en cuenta en qué etapa del proceso de motivación para el cambio se encuentra el usuario. Esta asignación se realiza desde la central del Samur Social. Después de ser valorado cada caso, se le asigna al centro apropiado según el grado de exigencia conforme a la motivación para el cambio del usuario.

Desde nuestro punto de vista, entendemos que lo apropiado sería una valoración de cada caso por parte de un equipo interdisciplinar, incluyendo al psicólogo en dicho equipo. Y, por supuesto, incrementando los criterios para las asignaciones, elaborando perfiles, recogiendo de modo comprensivo una realidad siempre compleja. Esto último requiere, a su vez, un trabajo interdisciplinar. Esta podría ser una medida útil que disminuyese esa naturaleza de cajón de sastre de los centros. Esta consideración del trabajo interdisciplinar parece no estar presente en el Samur Social, si consideramos que el único psicólogo de la central de este servicio tan solo prestó sus servicios algo más de un año. Y esto fue así a pesar de realizar una labor encomiable dentro de las emergencias sociales y de que su presencia fue requerida con insistencia por el propio personal, lo que asegura ser su labor indispensable. El psicólogo en la atención directa tiene escasa implantación en la red de recursos para personas sin hogar. No digamos en labores de dirección, gestión, planificación, programación, investigación o asesoramiento, donde es más escasa si cabe. Por ejemplo, para coordinar un centro propio del Ayuntamiento de Madrid se exige la diplomatura en Trabajo Social o el grado y, si se da la concesión de la gestión a una organización, los pliegos exigen igualmente que la coordinación se realice por diplomados o graduados en Trabajo Social. En las emergencias sociales de la Comunidad de Madrid el psicólogo no forma parte de la plantilla, pues es un recurso complementario.

Indiscutiblemente, un análisis de la realidad con cierta distancia y la colaboración de las instituciones en la promoción del trabajo interdisciplinar son muy necesarios, pero es muy importante que el profesional de la Psicología dé a conocer y convenza, con su trabajo, de la relevancia social de nuestra profesión. Precisamente este grupo de trabajo apuesta en esta dirección. 

En la red nos encontramos establecimientos públicos conviviendo con privados (asociaciones y fundaciones), religiosos y laicos, dependientes de la Comunidad de Madrid o de los Ayuntamientos (gran parte de los servicios de las instituciones públicas están externalizados): comedores, centros de día, albergues de estancias breves o de larga duración, pisos, pensiones, dispositivos destinados a la búsqueda activa de empleo,  específicos para personas sin hogar con trastornos mentales graves, específicos para personas sin hogar con adicción al alcohol, equipos de calle, unidades móviles de emergencia social (de la Comunidad y del Ayuntamiento de Madrid), programas para jóvenes sin hogar y dispositivos temporales como los de la  Campaña Municipal Contra el Frío del Ayuntamiento de Madrid.

Desde nuestro punto de vista, aún persisten las deficiencias en los recursos planteadas en el estudio, citado más arriba, realizado por el Departamento de Sociología y Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de La Universidad Pontificia Comillas de Madrid:

a. Son insuficientes para las necesidades actuales.

b. Están inadaptados a los perfiles y problemas que se dan cita en estos momentos entre las personas sin hogar (cajón de sastre, especialmente para enfermos mentales y para adicciones; masificación).

c. Se encuentran muy poco articulados, coordinados, entre sí.

d. Están fuertemente desconectados, descoordinados, de otros sistemas de protección social.

A continuación, revisaremos algunos datos estadísticos sobre el colectivo que nos aproxime a cuales podrían ser sus necesidades. Los datos son a nivel del conjunto del Estado español y proceden de la Encuesta a Personas sin Hogar (2012) realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE):

La EPSH–2012 es una investigación por muestreo. La población que se investiga es aquella que tiene 18 años o más que acude a los centros que ofrecen servicios de alojamiento o de restauración ubicados en los municipios mayores de 20 000 habitantes.

La mayor parte de estas personas son hombres (80,3 %).

En la encuesta del 2005 el 82,7 % eran varones. Esto indica un ligero incremento de las mujeres sin hogar.

El 57,7 % de las personas sin hogar tiene menos de 45 años, el 38,4 % entre 45 y 64 años y los mayores de 64 años representan el 3,9 %. La edad media de estas personas se sitúa en 42,7 años.

De 18 a 29 años    32,4 %

De 30 a 44 años    46,2 %

De 45 a 64 años    19,2 %

Más de 64 años       2,2 %

Los datos de la encuesta de 2005 nos indican: la mayor parte de la población de personas sin hogar (42,8 % del total) tiene entre 30 y 44 años, seguida del grupo de edad entre 18 a 29 años (29,9 %) y los que tienen de 45 a 64 años (24,6 %). Los mayores de 65 años son una minoría (2,8 %). Esta estructura es claramente diferente que la observada para la población en general.

Si comparamos los datos de 2012 con los de 2005, ha habido un ligero incremento de sin hogar en los más jóvenes y ha disminuido en la franja de 45 a 64 años y más de 64 años.

Personas sin hogar por los motivos por los que se quedaron sin hogar (%). Año 2012.

  • Pérdida de trabajo:                                                           45,0
  • No pudo pagar más el alojamiento:                                   26,0
  • Separación de la pareja:                                                   20,9
  • Cambio de localidad:                                                        13,0
  • Desahucio de la vivienda:                                                 12,1
  • Sufrió violencia él o sus hijos:                                            9,7
  • Estuvo privado de la libertad:                                             7,5
  • Hospitalización:                                                                  6,8
  • Finalizó el contrato de alquiler:                                           5,8
  • El Edificio estaba en ruina, fue demolido o ardió:               3,7
 

En cuanto a la nacionalidad, el 54,2 % son españoles y el 45,8 % extranjeros. El 98 % de los españoles están empadronados en algún municipio, frente al 77 % de los extranjeros.

Por lo que respecta a los extranjeros, el grupo mayoritario es el de los africanos (56,6 %), seguido por los europeos (22,3 %) y los americanos (15,2 %). En cuanto al tiempo de residencia, el 57,8 % de los extranjeros sin hogar llevan más de cinco años en España. En la población extranjera sin hogar se observa mayor peso de las edades más jóvenes.

Si se distribuye la población sin hogar por comunidades autónomas, Cataluña (21,3 %), Comunidad de Madrid (15,4 %) y Andalucía (13,1 %) acumulan los mayores porcentajes.

Las personas destacaron como principales motivos por los que se quedaron sin hogar la pérdida del trabajo (el 45 %), no poder hacer frente al pago del alojamiento (26 %) y la separación de su pareja (20,9 %).

El 16,2 % de las personas sin hogar están casadas o tienen pareja. El 28,2 % están separadas o divorciadas, el 51,7 % solteras y el 3,9 % viudas. Del total de personas con pareja, el 48,6 % comparte su vida con ella.

En cuanto a la descendencia, cinco de cada 10 personas sin hogar tienen hijos.

En relación a los antecedentes familiares, se observa que hasta cumplir los 18 años el 77,8 % del total ha vivido con sus padres.

El 36,3 % han vivido situaciones de peleas o conflictos graves entre sus padres o de violencia en la familia, y el 23,6 % han sufrido la enfermedad grave de alguno de sus padres.

El 89 % de las personas sin hogar pernocta todas las noches en el mismo lugar. El 43,9 % ha dormido en alojamientos colectivos (el 43,2 % en un albergue o residencia, el 0,5 % en centros de acogida a mujeres maltratadas y el 0,2 % en centros de ayuda al refugiado).

Otro 20,8% ha pernoctado en pisos o pensiones facilitados por una ONG u organismo y el 35,3% restante se ha alojado al margen de la red asistencial existente, bien en espacios públicos (14,9%), alojamientos de fortuna (12,8%) o en pisos ocupados (7,6%).

En lo relativo a los estudios terminados, el 60,3 % de la población ha alcanzado un nivel de educación secundaria, el 22,2 % de estudios primarios o inferiores y el 11,8 % estudios superiores. El 5,7 % de las personas se declara sin estudios. La diferencia por sexo no es significativa. La edad media de abandono de los estudios fue 15,5 años.

Un 77,8 % manifiesta no tener empleo sin estar jubilado ni incapacitado para trabajar. Por edades, el 73,7 % de las personas de 18 a 29 años y el 76,6 % de 45 a 64 años no tienen empleo, frente al 85,6 % del grupo de edad de 30 a 34 años.

Las principales fuentes de ingresos de la población sin hogar son las prestaciones públicas (renta mínima de inserción, prestaciones por desempleo, pensiones contributivas y no contributivas y otros tipos de prestaciones públicas) que son percibidas por el 32 % de las personas; el dinero que les da la gente de la calle (9,5 %); los amigos o conocidos (8,3 %) y las ONG (7,5 %).

Los servicios más concedidos a las personas sin hogar son los de comedor (64,2 %), el de orientación, información y acogida (55,2 %) y el alojamiento (49,5 %).

El 51 % de las personas sin hogar ha sido víctima de algún delito o agresión. Los delitos y agresiones más frecuentes han sido los insultos y amenazas, robos y agresiones.

El 30,7 % de las personas manifiesta tener alguna enfermedad crónica. Cabe destacar la categoría de trastornos mentales en la que se ha clasificado el 16,6 % de las personas con alguna enfermedad crónica. Estas enfermedades tienen mayor peso en las mujeres (22,3 %) que en los hombres (15 %).

También es importante destacar que el 15,2 % tiene alguna discapacidad reconocida.

Por nacionalidad, el 71,3 % de los españoles se sienten nada o poco discriminados, frente al 81,9 % de los extranjeros.

Los datos generales de las personas sin hogar atendidas en la Campaña Municipal Contra el Frío del 2013, del Ayuntamiento de Madrid, son los siguientes:

Hombres: 89,3 %

Mujeres: 10,7 %

Extranjeros: 58,7 %

Españoles: 41,3 %

Edad media: 42,4 años

La adicción más frecuente es al alcohol. En ciertos casos, de mayor cronicidad, se producen sustituciones tras largas trayectorias de consumo con otras drogas, al ser el alcohol más accesible. No hay que obviar que la adicción se puede convertir en la vía más rápida para acabar viviendo en la calle.

La falta de red de apoyo social y familiar normalizada es un factor determinante. En nuestro país el sistema básico de protección es la familia, dentro de un deficiente desarrollo del estado de bienestar. Recortado, aún más, por la crisis económica, o justificado su recorte por la crisis, según se mire. Además, los centros de personas sin hogar han visto incrementado el número de usuarios debido a los recortes en otros recursos sociales, como ha sido el caso de la red de drogas, en la que han sido cerrados no pocos establecimientos y pisos. Esto agudiza aún más la condición de cajones de sastre de los centros para personas sin hogar.  

Cuando hablamos de la red de drogas nos referimos a la Red del Instituto de Adicciones de Madrid Salud, del Ayuntamiento de Madrid y la Red de Recursos de la Agencia Antidroga de la Comunidad de Madrid.

¿Qué lugar ocupa el psicólogo en la actualidad en dichas instituciones, o ámbitos de intervención, y cuál es su contribución?

Nuestra experiencia se circunscribe al Ayuntamiento de Madrid. La labor actual del psicólogo dentro de esta área, en los recursos específicos para personas sin hogar, está muy centrada en la atención directa:

  • Valoración psicosocial de los casos, junto con el equipo interdisciplinar.
  • Coordinaciones internas y externas.
  • Intervención en crisis.
  • Acompañamiento en los itinerarios de inserción, apoyo y consejo psicológico.
  • Psicoterapia.
  • Salud mental.
  • Intervención psicoeducativa (ámbito convivencial dentro de los recursos).
  • Intervención grupal (talleres).
  • Labores de orientación y formación dentro del equipo interdisciplinar.
  • Realización de informes de valoración psicosocial y para la derivación a otros recursos.
  • Tutor de estudiantes de Psicología en prácticas (practicum).

A pesar de esta valiosa contribución del psicólogo, no tiene presencia en todos los recursos, podríamos incluso decir que es infrecuente.

¿Cómo podría contribuir el psicólogo más y mejor al trabajo interdisciplinar con este colectivo?

Obviamente, en primer lugar, teniendo más presencia, pero también ampliando sus atribuciones y profundizando en las ya presentes. Precisamente, el grupo de trabajo tiene como uno de sus objetivos prioritarios convertirse en un lugar de encuentro donde potenciar esta labor. Sirva como argumento, la nula o escasa presencia en las siguientes funciones:

  • Dirección y gestión.
  • Planificación y programas.
  • Evaluación de programas.
  • Investigación.
  • Asesoramiento y consultoría.
  • Dinamización comunitaria.
  • Formación.

También se debería potenciar y profundizar en la intervención grupal.

A pesar de las dificultades, el campo de actuación del psicólogo dentro de ámbito se abre a múltiples posibilidades, quedando mucho trabajo por hacer, con el convencimiento de la urgente necesidad social de atender a este colectivo tan poco visible. 

Grupo de Trabajo Intervención Psicológica con Personas Sin Hogar. D. Pedro Gómez (M-10796), Dª Isabel González (M-22765), Dª Laura García (M-25988), Dª Miriam Vicente (M-25222)

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