FORMACIÓN

La Teoría del Apego es actualmente el paradigma dominante de la Psicología del Desarrollo y es la teoría que cuenta con más evidencia empírica para explicar cómo llegamos a ser quiénes somos y cómo nos relacionamos social y afectivamente. Así como para explicar cómo se desarrollan las diferentes capacidades emocionales y cognitivas que configuran la mente humana.

Uno de los hallazgos principales de las investigaciones realizadas desde el marco de la Teoría del Apego es que el desarrollo humano es un proceso profundamente relacional, constituyendo los vínculos de apego y la experiencia afectiva no verbal el núcleo originario del yo. Por tanto, las alteraciones, fallos y ausencias de las características necesarias para que se construya un vínculo sano y seguro con las figuras de apego producirán gran parte de las dificultades, síntomas y problemas por las que finalmente nuestros pacientes acuden a nosotros. Y si en este proceso relacional con las figura de apego se produce negligencia o maltrato éste proceso se transforma en una experiencia traumática que tendrá un inmenso impacto en la vida del paciente, de nuevo, por el que acudirá a nosotros.

Del mismo modo que el desarrollo humano es un proceso profundamente relacional la recuperación psicológica de nuestros pacientes se produce desde y por un proceso relacional que es la relación terapéutica. Existe una sólida evidencia empírica que sostiene que lo que permite una recuperación psicológica significativa de los pacientes es la relación terapéutica. Nos gustaría responder a la pregunta ¿De qué manera la psicoterapia facilita el cambio en los pacientes? citando a Holmes “lo que hacen los buenos terapeutas con sus pacientes es análogo a lo que hacen aquellos padres que educan a sus hijos de manera satisfactoria”. Desde esta perspectiva, el vínculo de apego que desarrolla el paciente en relación con el terapeuta puede ser la intervención terapéutica fundamental. Y, por tanto, conocer los principios de la Teoría del Apego va a ser fundamental para construir una relación psicoterapéutica sanadora.

Si conseguimos aportar al paciente una base segura, si conseguimos generar con él una relación (dentro de nuestro marco terapéutico) en la que experimente ser valorado, ser reconocido, ser validado, ser respetado le ofreceremos una experiencia relacional correctiva que en sí entraña efectos curativos. Así como es este vínculo de apego seguro que establecemos con el paciente el contexto necesario para que se integren las facetas disociadas de la experiencia traumática del paciente y para desarrollar su potencial para mentalizar y vivir con atención plena.