El cuidado de la salud en las mujeres: una cuestión de género

Este artículo nació del encargo de representar a nuestro Colegio profesional en la imprescindible tarea de impulsar, mediante un compromiso firme y decidido, el bienestar físico y emocional de las mujeres promoviendo estilos de vida más saludables.

El Colegio Oficial de la Psicología de Madrid recibió el año pasado la propuesta de la Asociación “Las mujeres nos movemos” para colaborar con ellos en una investigación llevada a cabo por la Universidad Europea de Madrid junto a otros colectivos comprometidos con el cuidado de la salud de las mujeres: nutricionistas, expertos en la actividad física y el deporte y fisioterapeutas.

Consistía en participar en un ambicioso estudio, aún en curso, donde se evaluaba mediante una encuesta aspectos psicológicos, nutricionales y de la actividad física o deporte en una muestra de 3.000 mujeres. Una vez recopilados los resultados definitivos se crearía una app que de forma gratuita ofreciera un plan de asesoramiento personalizado sobre hábitos saludables de vida para cada mujer.

POR UNA PSICOLOGÍA PARA EL CAMBIO

Los conocimientos que aporta la Psicología en este proyecto resultan claves y fundamentales porque abren ventanas de conocimiento útil que arrojan luz sobre qué es lo que hace posible o imposible implementar hábitos de vida saludables en las mujeres y qué elementos ayudan a persistir en ellos a lo largo de la ancha vida.

El nacimiento de esta iniciativa tiene una particularidad valiosa y diferencial al hacer suyo el mandato de la OMS (2002) sobre la necesidad de identificar cuál es el impacto que tienen las diferencias y desigualdades de género sobre la salud de las mujeres.

Para alcanzar la “meta de la igualdad” en el campo de la salud auspiciada por el lema: “salud para todos” es importante reconocer que “todos no somos iguales”. Necesitamos identificar cuáles son los factores que ponen en riesgo el cuidado de la salud de las mujeres para hacer un uso eficaz de la información y de los servicios de salud (Conferencia Sanitaria Panamericana, Washington, D.C., septiembre 1998).

EL CUIDADO Y EL GÉNERO

Sabemos que el cuidado de la salud de las mujeres se halla atravesado por el género y es necesaria una manera nueva de pensar la salud que incluya esta perspectiva porque “cuando se trata de salud los roles, las normas y las relaciones de género actúan como factores de protección o como factores de riesgo” (Gómez, Elsa., 2001)

Sólo si manejamos adecuadamente esta perspectiva podremos entender mejor y dar respuestas más eficaces en el cuidado de nuestra salud, al tiempo que resolveremos ciertas paradojas:

 “¿Por qué las mujeres nos excluimos y nos relegamos de la ecuación del cuidado

   siendo nosotras las “grandes expertas” y acumulando una ingente cantidad de  

“sabiduría” acerca del “cuidar bien”?”.

Esta cuestión punzante adquiere aún mayor relieve si tenemos en cuenta que la supervivencia del propio género humano como especie ha dependido de nuestros amorosos y atentos cuidados.

Las mujeres tenemos que entender que la cuestión de género es fundamental y que cuando no nos tenemos en cuenta es porque muchas veces estamos atrapadas en determinados roles y no los hemos cuestionado lo suficiente.

EL CORAZÓN DEL CONFLICTO

Muchas mujeres abordan el conflicto entre el cuidado de los otros y el propio priorizando el primero y olvidándose de sí mismas. Por eso, las mujeres debemos pensarnos desde un espacio psíquico propio que nos permita abordar este conflicto llegando a equilibrios más sanos. Para ello es preciso asentar la premisa de legitimar la importancia denuestro cuidado. Sólo así podemos explorar nuestras necesidades, atenderlas adecuadamente y ser proactivas en la mejora de nuestra calidad de vida. Resulta esencial tomar conciencia de que reconocer y atender nuestras necesidades nos permite estar en una mejor disposición para hacer frente a las ingentes tareas y a los desafíos que la vida nos demanda.

Un escollo al que nos enfrentamos ante este conflicto psicológico es la emergencia de intensos y perturbadores sentimientos de culpa. Pilar Díaz, psicóloga feminista-psicoterapeuta con perspectiva de género, subraya las dificultades que tenemos las mujeres para lidiar con estos sentimientos en especial cuando nuestras decisiones no se ajustan a privilegiar el rol tradicional de cuidadora bien como madres, bien como hijas responsables del cuidado de mayores, bien con la pareja. Además, remarca, nos encontramos con una penalización social que nos carga de culpa. Esto a los hombres no les sucede porque el cuidado de los otros no entra dentro de sus responsabilidades. La fatal consecuencia de asumir la carga de la responsabilidad del cuidado de los otros es que pagamos el precio de nuestro descuido y las mujeres nos sentimos más cansadas, más fatigadas, más ansiosas, más deprimidas, etc. Nuestro bienestar emocional y físico se resiente.

Pilar Díaz desgrana testimonios de mujeres recogidos a lo largo de sus más de 30 años de experiencia profesional que desvelan las necesidades reprimidas, los deseos íntimos, los agitados conflictos, las inseguridades silenciadas, los miedos secretos y las pesadas culpas en las mujeres: “las mujeres hablan de sus deseo de hacer las cosas distintas pero muchas se topan con comentarios críticos de otras mujeres cuando quieren gestionar la maternidad de manera diferente a la tradicional y/o se sienten malas madres cuando reconocen abiertamente su agobio ante la  necesidad de salir del mundo bebé o niños”. Nos encontramos con que cuando las mujeres verbalizamos deseos que privilegian nuestras necesidades son otras mujeres quienes actúan como correa de transmisión de valores y normas asociados al rol tradicional enfocado a priorizar el cuidado de los otros.

Las mujeres tenemos que responder al desafío de generar nuevos modelos de identificación para que las futuras generaciones de mujeres puedan abrazar equilibrios más justos que incluyan en “la ecuación del cuidado” sus necesidades. Y para ello, debemos ser cuidadosas en no convertirnos ni en enemigas de nosotras mismas ni de nuestras iguales.

¿QUÉ NECESITAMOS LAS MUJERES?

Otra cuestión importantísima es adecuar el cuidado a las necesidades reales de cada mujer. Porque cada una de nosotras tendrá unas necesidades diferentes y, cada una deberá encontrar su “manera”. Así para algunas “cuidarse” pasará por reactivar más su vida social o tomarse algo con sus amigas, otras necesitarán deleitarse en vivificantes paseos por el campo, otras alcanzar el desafío de correr una maratón o bien involucrarse en sesiones de Pilates, leer, descansar, etc.

Por lo tanto, planteada la “ecuación del cuidado” en las mujeres debemos basarla en la necesidad de fortalecer un compromiso interno de autocuidado como expresión de amor, de valor y de estima, de buena estima, hacia nosotras mismas.

Y, ahí anida la clave, porque en la búsqueda de un cambio positivo y real en el cuidado de la salud como es que las mujeres nos cuidemos mejor e incorporemos hábitos de vida saludables, éste será mucho más posible si se halla conectado con nuestros valores (Hayes, S., Strosahl, K., Kelly, W., 2014). Y, esto será así, porque si a cuidarme a mí misma le otorgo un valor esencial entonces la motivación intrínseca para el inicio y mantenimiento de un nuevo hábito será fuerte y la probabilidad de que yo lo incorpore a mi vida será alta. Por eso, la adquisición de estos nuevos valores de género son los cimientos de un nuevo y necesario cambio positivo hacia la salud. Porque si reconozco mis necesidades, las acojo y las atiendo con amor será mucho más fácil incorporar hábitos de vida saludables como algo necesario para mi bienestar y mi buen funcionamiento. Sólo así avanzaremos hacia la loable meta de reducir la desigualdad y que el valioso tesoro de la Salud esté cada vez más al alcance de todos y todas como una realidad tangible.

BIBLIOGRAFÍA
  1. Organización Panamericana de la Salud. Orientaciones estratégicas y programáticas. 1999-2002. Washington, D.C. : OPS; 1998 (Documento CSP25/8)
  2. Varela, N. (2005) Feminismo para principiantes, Barcelona, Random House.
  3. Hayes C. Hayes, Strosahl K., Wilson G. K. (2014) Teoría de Aceptación y Compromiso, Bilbao, Editorial Desclee.
  4. Greer, G.(1970) The Femail Eunuch, Great Britain, Clays Ltd, St Ives plc.

 

 

 

 

 

 

 

 

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4 comentarios en «El cuidado de la salud en las mujeres: una cuestión de género»

  1. Quiero entender que la perspectiva de genero en la medicina, en la salud, se refiere a como se puede atender mejor a cada sexo según sus características.

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