Este artículo nació de la necesidad de aportar una respuesta cualificada desde el ámbito de la psicología ante los brutales ataques terroristas que sufrimos en nuestra época y abordar la comunicación con los niños cuando el suceso ocurre en un entorno próximo, concretamente me he centrado en el ataque terrorista ocurrido en Barcelona en el verano del 2017.
Testimonios como los de esta madre y su hijo Jaime nos ayudan a colocarnos ante esta situación extrema.
Blanca se sentía en su interior profundamente conmovida por la noticia del ataque terrorista a Barcelona. Aún se agolpaban frescas en su retina las dolorosas imágenes de aquellos lugares familiares por los que transitaba cuando disfrutaba, relajada y distendida, por una ciudad bulliciosa, alegre, cosmopolita, evocadora de recuerdos felices. Fue allí donde por primera vez su hijo Jaime conoció el mar, ese gigante azul hermoso de humor cambiante que encandiló para siempre a su pequeño. Cuando entonces, este aciago día de perezoso verán, todo se nubló y Blanca, con su corazón de madre estremecido, acudió a recoger a su hijo pequeño de 8 años al cumple de su amiguito Oriol, mientras se enfrentaba al dilema acerca de cómo contarle lo sucedido y cuánta de la información que escupía enardecido el televisor debía dejarle ver. ¿Qué sería mejor apagar la televisión delante de los niños y que no vieran las noticias o permitir verlas?, y, se preguntaba Blanca, si les digo exactamente a mis hijos lo que está ocurriendo, ¿pudiera suceder que las imágenes mostradas por los telediarios llegaran a traumatizarlos?
En primer lugar, se sabe que hablar de estos problemas es mejor que evitarlos, pero también es necesario cuidar cómo se abordan estas situaciones:
Resulta vital ayudar a reasegurar la calma y la tranquilidad sin negar la importancia de lo ocurrido y sin bloquear la expresión de sentimientos naturales que hechos así despiertan en los niños, como, por ejemplo: irritabilidad, miedo, llanto, angustia, pesadillas, hipervigilancia, etc. Estos sentimientos y sensaciones son expresiones normales y adaptativas ante situaciones de gran estrés que emergen frente a circunstancias extremas que amenazan nuestro bienestar. Ocurren tanto en niños como en adultos, pueden ser diferentes para cada uno y de distinta intensidad dependiendo de la persona.
El Dr. Bruce Perry fundador e investigador de la Child Trauma Academy (EEUU), subraya que la diferencia entre que un niño/a sufra una repuesta positiva o tolerable al estrés o una respuesta tóxica no depende tanto de la respuesta estresante como de la calidad de las relaciones interpersonales que ha establecido con su entorno. Son los adultos responsables del niño, especialmente su figura principal de apego, la que actuará de amortiguador y ayudará a reequilibrar el sistema nervioso del menor. Por lo tanto, lo más dañino es el estrés sufrido sin una figura adulta que proporcione contención en forma de amor, cuidado y protección.
Conocer por parte de padres, familias y maestros el tipo de actuaciones que los expertos aconsejan como más adecuadas para procurar ayudar a los/as niños/as de diferentes edades a recobrar un sentimiento de confort interno y de seguridad personal, es de gran ayuda.
De ahí que, debido a su vínculo cercano y significativo, juegan un papel clave en la angular labor de contener emocionalmente a sus pequeños a través del despliegue de un conjunto de habilidades útiles y eficaces para esta tarea. Y, se fundamentan, en esencia, en fomentar los considerados por los cinco pilares básicos que robustecen nuestra resistencia natural al estrés (Disaster Action, 2018), como son:
- recobrar la tranquilidad y la serenidad
- fortalecer el sentimiento de seguridad personal
- generar o subrayar acciones que promuevan la solidaridad mutua
- animar a la esperanza
- destacar aquellas acciones que nos hacen recobrar el sentimiento de eficacia en la respuesta de afrontamiento social e individual ante estas situaciones.
Todos estos elementos mejoran nuestra resilencia al estrés sin distintivo de edad (Norris, F. y Stevens, S. 2007)
¿Qué les cuento a mis hijos?
Los Psicólogos especialistas en trauma y niños, aseguran que la mejor manera de ayudar a enfrentar el dolor es dando a los niños hechos básicos acerca de lo ocurrido, así como preguntarles sin miedo, abiertamente, qué es lo que quieren saber y responderles:
“Corresponde a los adultos coger las riendas de la situación y si los niños quieren saber algo, respóndanles, abrácenles, confórtenles, lloren con ellos si ellos lloran, estén con ellos. En definitiva, sosténganles emocionalmente porque ésta es la manera” (Citron, E. 2017)
¿Puede suceder de nuevo mami?
Es importante que, en la manera de conducir la conversación con sus hijos para responder a preguntas como ésta, incluya constantemente expresiones que induzcan a la calma y a la tranquilidad.
“Es verdad, ha sido muy triste y podría volver a pasar (abrazándolos), aunque gracias a Dios, estamos todos bien papá, mamá, los abuelos, etc. Cariño, piensa que estas situaciones son muy, muy excepcionales, fíjate que en todo el tiempo que hemos vivido en esta ciudad y nunca jamás había pasado aquí nada así.
Jaime pidió a Blanca hablar con su abuelo porque quería saber cómo estaban.
– ¿Quieres hablar con el abuelo y preguntarle cómo está? – repitió Blanca. ¡Claro cariño, a lo mejor podemos pasar a verle un ratito mañana antes de ir a baloncesto! Es bueno continuar con nuestra vida y no dejarnos intimidar por esta mala gente.
– Además, ¿No te has fijado en que hay mucha más mossos? ¿Te has dado cuenta cuándo volvíamos? Estate tranquilo porque nos cuidan y protegen. Seguro que hay muchísimos policías que están trabajando duro para que todos estemos bien.”
Cuando hablen con sus hijos pueden incluir frases positivas y tranquilizadoras para con ellos:
- favorecer actitudes cálidas, empáticas y acogedoras que brinden apoyo y sostén al niño/a
- ofrecer la oportunidad de expresar sus emociones negativas difíciles y crear espacios para hablar de lo sucedido
- pueden jugar con ellos a pintar y nombrar lo que sienten,
- no les mientan sobre la posibilidad de que en la vida sucedan hechos así, PERO subrayen la rareza de lo ocurrido y todo lo que como sociedad hacen para intentar que no se repita o minimizar su posibilidad
- destaquen que hay muchas personas velando por su seguridad presente y futura: mossos, policía, atrazinas, bomberos, etc.
- Pueden pensar con ellos en qué hacer y cómo actuar si alguna vez estuvieran ante un peligro: a quién llamarían primero, dónde acudirían, etc. Es una manera de práctica de recuperan la sensación de control.
- Continúen haciendo predecible su mundo y mantengan el orden y sus rutinas diarias, la vuelta al cole con total normalidad, sus actividades extraescolares, sus exámenes, etc.
¿Debo apagarles el televisor?
Los especialistas reconocen que apagar el televisor y mantener a los niños ignorantes de hechos traumáticos que aparecen diariamente en las noticias, responde a una inclinación protectora por parte de los padres. Pero si nos detenemos a pensar sobre ello a la larga no resulta ni práctico ni realista. Tenemos que tener en cuenta que vivimos en una sociedad altamente tecnologizada donde niños y jóvenes están bombardeados por noticias los 7 días de la semana. Tengan además en cuenta que puede ocurrir fácilmente que lo que con tanto esmero intentan ocultar a sus hijos en casa, pueden conocerlo en el colegio a través de comentarios o versiones distorsionadas, altamente subjetivas de otros niños/as que pueden resultarles muy angustiosas, o bien, por muchos otros canales y, reconozcan que, en esos momentos, como padres, no tendrán ni remotamente la más mínima oportunidad de ver cómo impacta la noticia en sus hijos ni de echarles una mano
Por lo tanto, sean realistas, tomen las riendas y lideren la situación. Ésta será la mejor manera de ayudarles. Teniéndoles cerca conocerán mejor sus reacciones y les podrán ayudar a manejar sus emociones y sus pensamientos angustiosos.
Eviten detalles morbosos innecesarios
Asimismo, Ms. Citron (2017) aconseja hablar sobre las noticias, pero evitar los detalles morbosos innecesarios. “Describir la escena de forma escabrosa, mostrar imágenes de amputaciones, la sangre a borbotones, primeros planos de gente gritando desencajada, aterrorizada…”, esto sí tiene un impacto traumático en los niños/as y se recomienda encarecidamente evitarlo.
Al mismo tiempo, debemos proteger a los niños más mayores advirtiéndoles acerca de cuánto leen en internet sobre los entresijos de la noticia y se les desaconseja que escarben visionando las imágenes más morbosas.
¿Cómo se si mi hijo se ha sentido traumatizado?
Como apuntábamos al principio las señales de que existe un trauma depende mucho de lo individuos, sin embargo, podemos estar atentos a la presencia de ciertas manifestaciones en los niños:
- Están muy miedosos, se apegan mucho y tienen dificultades para separarse de los padres o bien, están muy ansiosos
- Vuelven a hacerse pis en la cama
- Expresan muchos pensamientos de preocupación y recuerdos que les hacen sentirse intranquilos
- Les resulta muy difícil concentrarse
- Están muy irritables y desobedientes
- Empieza a dolerles la cabeza, el estómago o tienen otros síntomas físicos.
La inmensa mayoría de los niños lidian bien con estas situaciones, aunque si en algún momento piensas que tu hijo puede encontrarse traumatizado por las imágenes ofrecidas por la televisión es el momento de consultar con uno de nuestras/os colegas.
Referencias Bibliográficas
- Disaster Action – http://www.disasteraction.org.uk
- Eyre, A. (2006). Identifying People´s Need in Major Emergencies and Best Practice in Humanitarian Response – Independent report commissioned by the Department for Culture Media & Sport, Contract Number.
- Perry, B. (2016). El chico al que criaron como perro. Capitan Swing.
- Norris H. F, Stevens P.S. (2007). Community Resilience and the Principles of Mass Trauma Intervention, Psychiatry 70(4) Winter 2007.
- Guidance Disaster Victim Identification (2018). Issues for Families and Implications for Police Family Liaison Officers and Coroner´s Officers. Disaster Action.

DIRECTORA DEL CENTRO GUÍA DE PSICOTERAPIA EN MADRID Y POZUEO DE ALARCÓN.
PSICÓLOGA GENERAL SANITARIA Y PSICOTERAPEUTA ANALÍTICA.
PSICÓLOGA JURÍDICA Y MEDIADORA.
NEUROPSICÓLOGA.
ESCRITORA Y DIVULGADORA.
COL. M-14725