El duelo en los centros educativos. El papel de la psicología educativa
José Antonio Luengo Latorre[1]
Asesorar en la gestión del duelo en los centros educativos es imprescindible. El tratamiento de la muerte es una asignatura pendiente en los contextos escolares. Más que eso incluso. Corren las convocatorias y no somos capaces de entender que algún día tendremos que tomarnos en serio que educar supone también abordar un hecho tan real como ineludible. Y que, claro, tarde o temprano, acaba afectándonos a todos. Incluidos, por supuesto, los niños, las niñas y los adolescentes.
Abordar este contenido en los centros educativos debe contemplarse como elemento transversal y esencial del proceso educativo que se despliega cada día en las interacciones que se producen en el seno de las comunidades educativas. Y especialmente, por supuesto, cuando se producen fallecimientos que afectan de manera sustantiva a miembros de éstas.
Gestionar el duelo en estas situaciones es imprescindible. Ningunearlo, mirar hacia otro lado o pensar, simplemente, que todo acaba pasando y que es mejor no enredar suelen ser, por desgracia, inercias demasiado extendidas que, sin lugar a dudas, no solo dejan sin atender aspectos fundamentales en la vida de personas que conviven al menos 179 días durante cada curso escolar y más de seis horas al día, sino que desaprovechan oportunidades para dar visibilidad a las emociones, al sentimiento mutuo y compartido, a la empatía, al afecto, al cariño, a la atención, cuidado y acompañamiento a las personas que sufren por situaciones que, aunque esperadas en algún caso, no dejan de provocar un gran sufrimiento y dolor en quien las vive de manera directa.
Cada año, cada curso escolar, fallecen profesores y personal de los centros; fallecen alumnos, padres, abuelos, hermanos, familiares… A lo largo de cada curso escolar, se producen muertes por accidente, por enfermedad (en ocasiones de larga duración, en otras de forma sobrevenida e inesperada); y, en ocasiones, de forma especialmente trágica, conocemos la dramática noticia de que algún compañero o compañera ha decidido que no merece la pena vivir (“¿qué hago aquí?”) tomando la decisión terrible de quitarse la vida.
El duelo está presente en la vida de nuestros alumnos y alumnas y de nuestro profesorado. Y debe afrontarse de manera profesional y cuidada, en el contexto de acciones educativas protocolizadas que permitan a todos los miembros de la comunidad educativa reflexionar de modo planificado, asimismo, sobre la muerte y el impacto que produce en las personas que directa o indirectamente se ven inmersas en esta experiencia que, más allá de la casuística, es inexorable.
La psicología educativa representa un marco profesional que debe habilitar y facilitar la adecuada protocolización de las acciones que se estiman precisas e imprescindibles como espacio preventivo y, de modo singular, en el caso de situaciones de fallecimiento que, de modo más o menos inesperado, impactan de modo notable en la vida de chicos y chicas, profesorado y familias, en el contexto del aula y del propio centro educativo como espacio vivo de convivencia y relaciones interpersonales.
Las situaciones de muerte pueden afectar a familiares. Y es responsabilidad de los centros educativos trazar planes que faciliten vías de acompañamiento saludable a los miembros de la comunidad educativa que se ven afectados directamente. En otros casos, los más intensos emocionalmente, el fallecimiento afecta a un miembro de la propia comunidad. La enfermedad culmina en ocasiones en resultados muy dolorosos pero esperados. Y podemos, y debemos, ir acondicionando la gestión de lo que se estima inevitable. Pero en ocasiones el impacto es no solo inesperado. Sino trágico y cruel. Las sillas vacías en las aulas, la ausencia en los pasillos, en los recreos. No verle más, no compartir más, no sentarse más a su lado. Saber que nunca más le verás, ni le oirás, ni escucharás su risa, su conversación, sus penas… más con él, o con ella…
Intervenir es imprescindible. Vivir la tragedia y actuar con valor y dignidad (Luengo, 2015). Contribuir a generar espacios de expresión´y canalización emocional, de apoyo mutuo. Espacios y acciones también para el recuerdo y la interiorización del ser querido que se ha ido. Ayudar a volver a la rutina con el corazón dolorido, claro, pero conscientes de que permanece con nosotros de alguna manera.
La psicología educativa en el contexto del asesoramiento sobre procesos gestión del duelo (Luengo, 2018).
- Del equipo directivo con toda la comunidad educativa.
- Del equipo directivo con el claustro y profesores especialmente afectados.
- Del profesorado y tutores con sus grupos de alumnos.
- Del alumnado con sus compañeros.
- Del alumnado con sus profesores.
- De padres y madres con sus hijos (la necesidad de orientar adecuadamente a padres y madres (Luengo, 2019) sobre el modo en que deben afrontar con sus hijos el duelo)
- En la prevención, detección, intervención y, en su caso, derivación, en procesos de duelo patológico (Echeburúa y Herrán, 2007).
Es imprescindible ayudar a nuestros alumnos y alumnas a que aprendan a vivir. Y la enseñanza del fin (Verdú, 2002) es, consiguientemente, imprescindible. Psicólogos y psicólogas educativos tenemos un papel especial en este ámbito. Asentado en nuestra formación, en los campos doctrinales y disciplinares que forman parte de nuestro acervo de conocimientos, experiencias y sensibilidad.
Para saber más
Andonegi, I. ; Ormazábal, T. ; Pascual, A. M. ; rosas, R. y Ugalde, A. (2016). Orientaciones para una actuación educativa en procesos de duelo. Guía práctica para centros educativos. BIGEDIN (Asociación apoyo al duelo y enfermedad grave de Gipuzcoa). Recuperado de: https://bideginduelo.org/wp-content/uploads/2018/03/guia-duelo-y-escuela-Bidegin.pdf
Cortina, M. y Herrán, A. de la (2011). Fundamentos para una Pedagogía de la muerte. Madrid: Universitas.
Herrán, A. & Cortina, M. (2008). La educación para la muerte como ámbito formativo: más allá del duelo. Revista Psicooncología, 5(2-3), 409-424.
Ramos, R. (2015). El proceso de duelo en la escuela. Prevención, evaluación e intervención. Revista padres y maestros, 33, 46-52. Recuperado de:
http://revistas.upcomillas.es/index.php/padresymaestros/article/view/5545/5348
Rodríguez Herrero, P.; de la Herrán Gascón, A. y Cortina Selva, M. (2015). Pedagogía de la muerte mediante aprendizaje de servicio. Educación XX1, 18(1), 189-212.
Verdú, V. (2002). La enseñanza del fin. El País, 9170, 5 de Julio de 2002. Recuperado de https://elpais.com/diario/2002/07/05/sociedad/1025820004_850215.html
[1] Blog “Educación y desarrollo social”: https://blogluengo.blogspot.com/
Cuenta Twitter: @jaluengolatorre
Muy acertado este articulo, lo agradezco mucho. Es un tema importante que se trate en niños el duelo.
Tenemos que seguir. Gracias por tus palabras. Me encantan tus aportaciones en la referencia que facilitas!
Abrazos
🧡
No puedo estar más de acuerdo contigo, @jaluengolatorre, en la necesidad de abordar el tema de la muerte y del duelo en los centros educativos y agradezco tu colaboración escribiendo este artículo. Yo lo entiendo como uno de los «grandes temas» que se deben compartir en casa, como lo son también la educación sexual o las adicciones (entre otros). Aunque éste genera más resistencias en los padres…
Es fundamental que como profesionales, contribuyamos a la divulgación de estos temas y que tanto padres como centros educativos «pierdan el miedo» a hablar de la muerte con sus hijos. Aquí va mi granito de arena que os invito a leer: http://bit.ly/35Fmdt5