En los últimos años es frecuente oír hablar de la gestión de las emociones en diferentes entornos. En realidad, todo lo relacionado con las emociones parece haber cobrado una fuerza impensable no hace tanto tiempo. Durante años la Psicología pasó de puntillas junto a éste y otros temas de estudio por considerar que se trataba de experiencias subjetivas y no directamente medibles. Entonces, ¿qué ha ocurrido para que ahora se hable de emociones en cualquier ámbito de la vida (familia, trabajo, pareja, educación, sanidad…)?
¿Para qué nos sirven las emociones?
Las emociones son procesos adaptativos, que ponen en marcha programas de acción genéticamente determinados, que se activan súbitamente y que movilizan una importante cantidad de recursos psicológicos (Palmero y Fernández-Abascal,1999)
Las emociones son inherentes al ser humano. Siempre han estado ahí. Su función es permitir que nos adaptemos al entorno en el que nos encontramos. Aunque es evidente que el sistema no siempre nos funciona porque unas veces nos facilita la vida y otras, sin duda, nos la complica.
Entorno cambiante

Pocas veces el ser humano ha tenido que enfrentarse a un mundo tan cambiante como el que nos ha tocado vivir a las actuales generaciones. Durante millones de años las emociones han cumplido perfectamente con su función adaptativa: facilitarnos la vida.
Los seres humanos nos vemos dotados de una “poderosa herramienta”, la emoción, pero no contamos con las instrucciones para su uso. ¿Es que de pronto el mecanismo adaptativo se ha descompensado y ya no cumple su función?
Las emociones han sido una guía para nuestros antepasados en su manera de responder a las exigencias del entorno. Y nosotros, la civilización más avanzada de las que han poblado la tierra, nos vemos desbordados en innumerables situaciones por nuestra incapacidad de gestionar esas emociones.
Control de emociones o gestión de emociones
Daniel Goleman, no podemos negarlo, ha sido el responsable del impresionante florecer que ha tenido el estudio de las emociones desde mediados de la década de los 90. Supo hacer llegar al público conceptos que, hasta la publicación de su libro, Inteligencia Emocional, quedaban al alcance sólo de unos pocos.
A raíz de su libro, las emociones forman parte de muchas conversaciones. Aparecen miles de cursos, talleres y otros libros, que nos prometen la fórmula para controlarlas. Sí, las emociones negativas.
Muchas personas (algunos profesionales incluidos) dividen las emociones en positivas y negativas. Con esta disyuntiva es fácil suponer que todos queremos experimentar muchas de las emociones positivas y ninguna de las negativas. Sería más correcto hablar de emociones agradables y desagradables. Y aunque resulta tentador pensar que podemos elegir qué emoción sentir, lo cierto es que no funciona así.
Cuando se habla de controlar las emociones, parece transmitirse la idea de que las personas podemos entrenar hasta lograr no sentir una emoción. Una emoción negativa, por supuesto. Pero los psicólogos sabemos que reprimir emociones no favorece la salud mental de las personas.
Entonces, no queda otra que decantarnos por la gestión de las emociones.
En el vídeo que aparece a continuación, podemos ver una Masterclass de Mario Alonso Puig. En ella explica a su auditorio la importancia de las emociones, y de aprender a gestionarlas, cuando tenemos que liderar equipos.
La gestión de las emociones es una necesidad
Hablaba antes del mundo cambiante en el que vivimos. Las personas experimentamos todo tipo de emociones (aunque muchas de ellas no sepamos ni tan siquiera nombrarlas), pero no siempre tenemos la capacidad de adaptar nuestra respuesta emocional a la situación en la que nos encontramos.
Cuando son emociones que nos hacen sentir bien, esta desadaptación no es tan intrusiva. Pero la cosa cambia cuando se trata de situaciones que desencadenan en nosotros emociones desagradables, que nos hacen sentir malestar.
Las emociones cumplen una función, pero no podemos dejar de lado la importancia de la interpretación que cada persona hace de las situaciones concretas que le toca vivir. Es en esa interpretación donde se ha de incidir si lo que queremos es ayudar a las personas a gestionar sus emociones.
Aprender a gestionar las emociones… por decreto

En realidad, más que por decreto, por orden judicial. A este punto hemos llegado en la necesidad de aprender a gestionar emociones. Recientemente hemos conocido la sentencia de un juez que condena a un conocido boxeador a cumplir “hasta 3 días de asistencia a un programa de gestión de la ira” (ASTV, 2018).
Aunque se trata de un tema que se ha puesto de moda, no me queda ninguna duda de que entrenar a las personas en la gestión de sus emociones es una necesidad. Sin duda, es una de las maneras más poderosas que tenemos de trabajar por la salud mental de las personas.
Bibliografía
- Fernández Abascal, E. G. y Palmero, F. (1999), Emociones y Salud, Editorial Ariel
- Goleman, D. (1996). Inteligencia Emocional, Barcelona, España, Editorial Kairós
- ASTV (26 de julio de 2018). Los 3 castigos que debe cumplir McGregor para evitar la cárcel [Blog post]. Recuperado de https://as.com/videos/2018/07/26/colombia/1532635279_363198.html?autoplay=1
- Petrucenia, A. (2015). UFC 189 World Tour Aldo vs. McGregor London 2015 [Imagen]. Recuperado de https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/8/8b/UFC_189_World_Tour_Aldo_vs._McGregor_London_2015_%2818776759002%29_%28cropped%29.jpg
Un comentario en «La gestión de las emociones: Moda o necesidad»