FORMACIÓN

La Terapia Narrativa surge en los años ’80 con Michael White (Australia) y David Epston (Nueva Zelanda), ambos terapeutas familiares. Sus creadores encuentran inspiración en la filosofía postmoderna, el post estructuralismo, la antropología cultural, la terapia familiar sistémica y los distintos movimientos sociales de la época, como el feminismo. Las prácticas narrativas representan una manera particular de entender el proceso terapéutico, los problemas y las identidades de las personas. Sus metodologías, como la doble escucha, la externalización o las conversaciones de re-autoría, son maneras respetuosas y no culpabilizadoras de trabajar con individuos, familias, grupos y comunidades que atraviesan por diferentes problemáticas psicosociales. Considera a las personas como expertas en sus propias vidas y al terapeuta como co-autor del proceso terapéutico, que toma una postura descentrada pero influyente.
La terapia es un viaje y sus prácticas son mapas que guían el camino a través de la curiosidad genuina y la creatividad. Todo el proceso se desarrolla en un contexto amplio, donde la política, la sociedad, la cultura y las relaciones entran en la sala de consulta para crear una visión mucho más completa del problema, visto como separado de la persona.
Este modelo es innovador y versátil. Cuestiona las prácticas e ideas que oprimen a los individuos y se centra en los conocimientos locales, las relaciones significativas, los valores y las habilidades que las personas han desarrollado para responder a las dificultades.