Fuente INFOCOP.- Las mujeres víctimas de violencia física y violencia sexual prefieren recibir, como primera opción, ayuda psicológica.
Esta es una de las conclusiones del informe sobre el impacto de la violencia de género en España, un documento fruto del estudio emprendido por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género y realizado por el Instituto Universitario de Análisis Económico y Social y la Cátedra de RSC de la Universidad de Alcalá, con el fin de analizar el impacto de este tipo de violencia en nuestro país y realizar una estimación de sus costes en el año 2016.
De acuerdo con las cifras, 2.634.402 mujeres han sido víctimas de alguno de los distintos tipos de violencia de género (considerados según las directrices de la ONU) por parte de sus parejas o exparejas. Concretamente, el grupo más numeroso es el que ha sufrido violencia psicológica de control (un total poblacional de 1.840.616 mujeres), seguida por la violencia psicológica emocional (1.578.136 mujeres). 542.899 mujeres han padecido violencia física y/o sexual, mientras que el sufrimiento de violencia económica ha sido manifestado por cerca de medio millón de mujeres (498.622).
Para los autores, conocer el coste económico que la violencia de género tiene para la sociedad en su conjunto puede contribuir a reducir el nivel de aceptación social de esta grave realidad, además de deshacer mitos y cuestionamientos sobre las ayudas públicas destinadas a su erradicación y, de este modo, animar a emprender acciones para lograr la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, una sociedad “donde no quepa la violencia, ni la intolerancia ni la falta de respeto”. En esta misma línea, consideran que los estudios sobre el coste económico de la violencia de género favorecen el conocimiento del coste de la prevención y la intervención, resultando ser los costes sustancialmente menores cuando se identifica la violencia de género tempranamente que en fases o contextos donde el problema está más enraizado.
A continuación, presentamos los principales resultados obtenidos en el estudio:
Impactos y los costes que genera la VG desde la perspectiva laboral o productiva
También son importantes las consecuencias sobre la situación laboral de los agresores que han ejercido violencia contra sus parejas, que pueden traducirse igualmente en mayores niveles de absentismo (para atender los procedimientos judiciales, acompañar a la pareja para que sea atendida por los daños ocasionados, encarcelamiento, etc.), “presentismo” y siniestralidad laboral. En ocasiones, dado que los agresores perciben un mayor salario que las trabajadoras víctimas, los costes de la violencia de género de estos últimos terminan suponiendo una cuantía mayor de costes económicos.
Los costes de la violencia de género en el itinerario de asistencia sanitaria
La existencia de este tipo de violencia en cualquiera de sus manifestaciones deteriora la salud de las mujeres víctimas, dado que las agresiones físicas y sexuales o de tipo psicológico conducen a pérdidas, a veces irreparables, en la esfera biológica, mental y social de estas (y la de sus hijas e hijos), elevando la necesidad de atención sanitaria.
La exposición a la violencia de género es un factor determinante de la mala salud de las mujeres, la posible relación apunta a diversas vías a través de las cuales esta violencia causa diferentes formas de morbilidad y mortalidad. Estas incluyen, de acuerdo con la OMS: traumatismos físicos, que son las lesiones más visibles (daños sobre la salud física, sexual y reproductiva, englobando los efectos sobre la salud materna y perinatal -que en función de su gravedad pueden llegar a la muerte-, y otro tipo de lesiones menos visibles), y los traumatismos psicológicos (que conducen a una serie de problemas de salud mental, tales como los trastornos de estrés postraumático, ansiedad o incluso comportamientos adictivos en ocasiones).
En el caso de España, el informe indica que el 85% de las mujeres que han sufrido violencia física o sexual, presentan síntomas asociados al estrés.
En nuestro país, según se desprende de la Macroencuesta 2015, el 22,4% de las mujeres que afirmaron haber sufrido violencia física, sexual o miedo de alguna pareja o ex pareja, acudieron a un médico para solicitar ayuda y el 29,2% a un psicólogo o psiquiatra.
Por otra parte, el 50,0% de las mujeres que, habiendo sufrido algún tipo de violencia física o sexual o miedo de su pareja o ex pareja no buscó ayuda en servicios de asistencia formal, reconoce no haberlo hecho por considerar la violencia de poca importancia y “que podía resolverlo ella sola”, un 16,4% por vergüenza, un 14,6% por miedo a las represalias e incluso un 11,52% porque no sabía a dónde ir.
Frente a esto, los autores afirman que ante la falta de detección por parte del personal sanitario y la reducida comunicación por parte de las víctimas, la falta de formación en los profesionales sanitarios resulta determinante.
En general, el porcentaje de mujeres que han sufrido violencia física o sexual, y que revelan que se han visto muy afectadas en su bienestar son muy altos (47,6% y 43,5% respectivamente), y si además se incluye a las mujeres que señalan que se ha visto bastante afectadas, el porcentaje se eleva al 80% o más.
La tristeza, la impotencia y la rabia son mencionadas por aproximadamente un 68% de mujeres víctimas de violencia física. En el caso de las que sufren violencia sexual, la tristeza y la angustia afectan casi al 90%, y la impotencia y el miedo están también muy presentes.
Más del 60% de las mujeres víctimas de ambos tipos de violencia señalan que han sufrido cambios de ánimo, posiblemente asociados a labilidad emocional o inestabilidad de carácter (70,2% en el caso de VF y 71,7% en el caso de VS), ansiedad y angustia (66,2% en el caso de VF y 67,5% en el caso de la VS), dolores de espalda (66,2% en la VF y 68,3% en la VS) e insomnio (62,1% para la VF y 64% para la VS). Otros algo menos frecuentes, pero también destacables, son la pérdida de autoestima asociado a tristeza (51% en VF y 53% en VS), la inapetencia sexual (40,1% si se trata de VF y 52,7% si es VS), y la fatiga permanente (32,7% en la VF y 35,9% en la VS).
El problema de salud mental asociado con mayor frecuencia a los casos de violencia de género es el trastorno por estrés postraumático (TEPT).
Atendiendo a todo lo anterior, los autores del informe ponen de relieve la trascendencia de que los servicios sanitarios actúen, mejorando la detección, incluyendo la formación de los profesionales sanitarios, así como proporcionando intervenciones directas que, dependiendo del grado de afectación limitante o no de sus actividades diarias, pueden referirse a la realización de sesiones de terapias puntuales de apoyo y consejo, informando y asesorando sobre su situación, o bien realizando intervenciones o programas terapéuticos (integrales) o psicoterapias dirigidas a tratar los síntomas o sus secuelas.
Así se observa al analizar los datos por tipo de lesión: de las 133.283 mujeres que han tenido cortes, rasguños, moratones o dolores, un 33% ha contactado con los servicios de Psicología y un 39,3% lo ha hecho con los servicios médicos; en el caso de las 19.940 mujeres que presentan lesiones en sus ojos u oídos, esguinces, luxaciones o quemaduras, el 41,4% ha contactado con los servicios psicológicos, en tanto que más del doble, el 88,9%, ha contactado con los servicios médicos. Para las lesiones más severas, referidas a heridas profundas, fracturas de huesos, dientes rotos, lesiones internas y similares, la situación se repite, mostrando que el 66,7% de las 18.364 víctimas contactan con servicios médicos frente al 55,9% de las que lo hacen a servicios psicológicos.
En el caso de la salud materna, referida a los abortos involuntarios consecuencia de la violencia física, se comprueba que el 63,4% de las 16.383 mujeres víctimas, contacta con los servicios médicos, mientras que el 51,3% contacta con los servicios psicológicos.
En opinión de los autores, las razones que pueden llevar a una mujer víctima de violencia de género a contactar con los servicios de Psicología/Psiquiatría pueden ser diversas, entre otras, por el agravamiento de los síntomas, que pueden estar asociados a trastornos por estrés postraumático, depresión, ansiedad, y problemas de tipo óseo-muscular entre otros.
Destacan que, en los casos de violencia física y violencia sexual, las mujeres víctimas prefieren recibir (en primera opción) ayuda psicológica; las ayudas económicas, seguidas de las ayudas médicas son, por orden de importancia, las dos siguientes.
Los costes de los procesos asistenciales, se refieren a los costes del tratamiento sanitario recibido por las mujeres que acuden a Atención Primaria, Atención Especializada y a Psicoterapias. La agregación de todos ellos ofrece una cifra total de 254.123.003€.
Las cifras revelan que los principales costes se derivan de los procesos asistenciales (87%) y, dentro de estos, de la asistencia especializada, que supone el 55,2% del coste sanitario, seguida de las Psicoterapias (14,3%) y finalmente los costes asociados a la Asistencia Primaria (17,4%). Sin embargo, cabe resaltar que la mayor demanda sanitaria se produce en Atención Primaria (348.530 casos).
Alcance de los costes intangibles que se derivan de la violencia de género
Al carecer de un valor de mercado es difícil cuantificar estos costes: recaen, principalmente, sobre la propia víctima, sus hijos e hijas y otros familiares y personas allegadas, pero también sobre el conjunto de la sociedad.
Los estudios especializados suelen hacer referencia al dolor y sufrimiento de la víctima que afecta su salud y bienestar físico y mental, y, en el caso de muertes prematuras, el valor de la productividad de esos años de vida perdidos (por parte de las víctimas y también de los agresores).
Para valorar costes intangibles derivados del dolor y sufrimiento y de las ganancias salariales perdidas como consecuencia de las muertes prematuras a consecuencia de la violencia de género, se han aplicado dos metodologías para la estimación de dichos costes, por lo que se ha obtenido dos horquillas; una que va desde 4.839.637.909 euros a 14.799.968.286 euros en el primer tipo de coste, y otra que oscila entre 19.134.316 euros y 19.608.290 euros.
Los autores concluyen el informe recordando que, dada la enorme complejidad del problema de la violencia de género, la del objetivo planteado de cuantificación de sus costes, y de lo novedoso de su aplicación al caso de España, los resultados obtenidos constituyen solo un punto de partida para futuros estudios. De este modo, manifiestan, sobre la base de estos resultadosse podrán promover nuevas propuestas e investigaciones que permitan profundizar y mejorar en todos los aspectos tratados, haciendo posible alcanzar unas estimaciones más precisas y completas.
Se puede acceder al informe completo desde la página Web del Ministerio de la Presidencia, relaciones con las Cortes e Igualdad, o bien directamente a través del siguiente enlace:
El impacto de la violencia de género en España: una valoración de sus costes en 2016