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Día Mundial del Alzheimer. “No logro vivir sin ti”. 21 de Septiembre

20/09/2021 | COMUNICACIÓN


“Buenos días cariño, te he traído las flores que te gustan. Hoy es nuestro aniversario. He visto las fotos de nuestra boda. Éramos tan jóvenes… ¡Qué recuerdos! Las promesas que nos hicimos… todo lo que teníamos pendiente por hacer… la vida es tan injusta…no nos ha permitido que podamos hacer todo lo que teníamos organizado… pero recuerda que mi corazón siempre estará contigo… bueno, ya se ha terminado el turno de visitas y viene el auxiliar a llevarte al comedor. Mañana vendré a verte de nuevo”.

Día a día se lucha una batalla como familiar de una persona con enfermedad de Alzheimer. La familia necesita un apoyo psicológico para afrontar las dificultades a las cuales debe enfrentarse por el desconocimiento ante el proceso de dicha enfermedad. Situaciones de ansiedad, depresión, desesperanza… que resultan abrumadoras afectando a la salud mental y física. Gracias al apoyo psicológico, los programas de respiro familiar, centros de día, asociaciones, etc. se hace posible sobrellevar la carga emocional que puede ir acrecentándose con el avance de la enfermedad.

Según la OMS (2021) la demencia afecta a nivel mundial a unos 50 millones de personas. Se prevé que el número total de personas se triplique en el año 2050. Por esa razón cobra especial relevancia la labor multidisciplinar en el abordaje de la demencia, con la finalidad de que se posibilite la detección precoz, para que la intervención que se pueda ofrecer apoye y mejore la vida de las personas con demencia, la de las personas cuidadoras y familiares.

Para evidenciar la importancia del profesional de la Psicología dentro de este equipo multidisciplinar, el Consejo General de la Psicología y el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid han elaborado el siguiente

 

MANIFIESTO:

1.- El profesional de la Psicología es una pieza clave en los centros de atención a personas con demencia. 

2.- Los profesionales de la Psicología son quienes están capacitadas/os para llevar a cabo la evaluación, diagnóstico y seguimiento del estado cognitivo, afectivo y conductual de la persona con enfermedad de Alzheimer.

3.- El psicólogo y psicóloga son quienes pueden dar pautas tanto familiares como a las personas cuidadoras sobre cómo actuar ante determinados comportamientos, pensamientos, etc. que pueden resultar estresantes.

4.- El profesional de la Psicología es quien tiene los conocimientos para adaptar las intervenciones terapéuticas a las necesidades de cada persona.

5.- Las intervenciones conductuales y terapias no farmacológicas para el abordaje de los síntomas psicológicos y conductuales de la demencia deben estar supervisadas y evaluadas por profesionales de la Psicología, quienes conocen las técnicas de modificación de conducta que más efectividad tienen para el control de estos síntomas.

 

Con motivo de la celebración del Día Mundial del Alzheimer, el Grupo de Trabajo Promoción del Buen Trato hacía las Personas Mayores del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid ha publicado el siguiente artículo:

Relación del Cuidado Emocional y Buen Trato de la Persona con enfermedad de Alzheimer

La SOCIEDAD ESPAÑOLA DE NEUROLOGÍA(SEN), refiere: “que actualmente padecen Alzheimer unas 800.000 personas en España. No es solo la principal causa de demencia en todo el mundo, sino también la enfermedad que mayor discapacidad genera en personas mayores en España”.

La enfermedad de Alzheimer se define como una pérdida progresiva de las capacidades mentales de la persona, principalmente memoria, pensamiento y lenguaje, las cuales afectan a las diferentes habilidades cognitivas como atención, concentración, praxias, capacidad numérica...

Sus cuidadores/as habituales, informales y formales, en el 90% de las ocasiones sufren alguna afectación del estado de ánimo, entre otros problemas. Quien asume este rol suele experimentar una gran carga física y psíquica, que conduce a un estado de agotamiento, pudiendo tener un impacto en la cantidad y calidad de los cuidados que una persona con enfermedad de Alzheimer necesita, es decir, en el “buen trato”.

El “buen trato” implica atenderle, mostrando entendimiento, respeto, cariño y paciencia.

Lo último que pierde una persona con enfermedad de Alzheimer es la memoria afectiva o emocional. Va a conservar la capacidad de escucha y la capacidad para recibir y sentir cariño y afecto, pero también de darlo. Esto posibilita una comunicación circular, entre la persona enferma de Alzheimer y sus familiares o personas de su entorno.

En esta comunicación serán importantes tres elementos:

  • Comunicación a través del afecto. Demostrar cariño, en la forma que acepte la persona con enfermedad de Alzheimer, les transmite seguridad. Acercarse y mantener contacto físico, cogiéndole de las manos, acariciándole, dándole un abrazo, etc.
  • Comunicación No Verbal.
    • POSTURA: Hablarle sentándonos a su lado, mirándole a los ojos y siempre llamándoles por su nombre.
    • ESCUCHA ACTIVA: Mostrar comprensión y un interés genuino por aquello que intentan comunicar, animándolos a expresar sus deseos, necesidades, emociones y sensaciones (algo clave para su bienestar).
    • GESTOS: Observar sus gestos para comprender cómo se sienten y qué necesitan. En relación a las personas cuidadoras, han de prestar especial atención a su propia comunicación no verbal, para que exista coherencia entre lo que dice (comunicación verbal) y cómo lo dice (comunicación no verbal). Si no existe esta coherencia, puede generar confusión a la persona con enfermedad de Alzheimer.
    • ACTITUD DEL CUIDADOR/A: Ser empáticas y procurar mantener buen humor y, sobre todo, paciencia, ya que las personas con enfermedad de Alzheimer son muy sensibles a los estados de ánimo de sus cuidadores/as. Utilizar un tono de voz tranquilo, suave y pausado, les transmite seguridad.
    • AMBIENTE: Posibilitar situaciones que no les generen estrés ni confusión, como las aglomeraciones o las reuniones grandes. Tampoco se trata de aislarles. Son recomendables espacios tranquilos, con poco ruido, con una luz adecuada, etc.
  • Comunicación Verbal.
  • Adecuar el lenguaje a las capacidades cognitivas que la persona con enfermedad de Alzheimer tenga en cada fase del proceso.
  • Reforzarles cuando hagan bien las cosas.
  • Utilizar mensajes cortos y sencillos.
  • Repetir los mensajes tantas veces como sea necesario, procurando hacerlo siempre con las mismas palabras, excepto si nos damos cuenta de que no comprende alguno de los términos.
  • Ayudarles a terminar las frases, facilitando alternativas a las palabras que no pueden evocar, pero nunca terminando las frases por él o ella.
  • Preguntar con opciones de respuestas concretas.
  • Evitar la confrontación con la evidencia, evitando decir frases como: “¿Otra vez?, si te lo acabo de decir”.
  • Tratarles como lo que son: personas adultas, no infantilizándoles.
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