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¿Cómo apoyar a los niños refugiados desde los centros educativos?
14/03/2022 | COMUNICACIÓN
Fuente INFOCOP. Las principales necesidades de los niños y las niñas refugiados/as que llegan a una nueva escuela son el sentido de pertenencia y la seguridad, antes de que puedan comenzar a participar en el aprendizaje formal. Los centros educativos pueden ayudarles asegurándose de que el tiempo que pasan en el contexto escolar se basa en las fortalezas y habilidades de cada niño/a.
Así lo indica la División de Psicología Infantil y Educativa (DECP-Division of Educational and Child Psychology) de la Sociedad Británica de Psicología (BPS-British Psychological Society) en una nueva guía cuyo objetivo es ofrecer pautas y herramientas a los centros educativos para acoger y apoyar a los niños y las niñas refugiados/as, y ayudarles a sentirse seguros/as en el contexto escolar.
Tal y como indica el documento, la primera tarea de una escuela que va a recibir niños refugiados será desarrollar una cultura y un contexto que mejoren la resiliencia de estos y estas menores, ayudándoles a sentirse seguros/as y a comenzar a desarrollar un sentido de pertenencia en la escuela y en la comunidad en general, siendo esto una requisito previo esencial para el aprendizaje formal.
Los centros educativos y el personal que trabajan en ellos desempeñan un papel fundamental a la hora de proporcionar un entorno seguro y estable para estos niños y niñas, en el que puedan desarrollarse, crecer y aprender. Diversos estudios han demostrado que, junto con otros factores, la educación y el aprendizaje son clave para desarrollar la seguridad y la coherencia de los niños refugiados y sus familias.
Un apoyo escolar temprano y bien planificado y una evaluación eficaz de sus necesidades de aprendizaje, de acuerdo con sus competencias lingüísticas, preferiblemente en su lengua materna, son factores centrales para ayudar a los niños y a las niñas a integrarse en sus nuevas comunidades. Como bien afirman los autores de la guía, la experiencia de dar la bienvenida a los nuevos alumnos/as es beneficiosa para toda la comunidad escolar, ya que puede ser una oportunidad para desafiar numerosos estereotipos (por ejemplo, los raciales), y para que los compañeros desarrollen habilidades valiosas, que incluyen amabilidad, respeto y empatía.
La guía recoge una serie de puntos clave para garantizar que los niños y niñas refugiados que llegan en el contexto actual puedan comenzar a establecerse en sus nuevas comunidades, sentir seguridad y bienestar emocional, y puedan comenzar a aprender y a progresar en la escuela, entre ellos, los siguientes:
Pre-planificación
- Los centros educativos pueden comenzar a prepararse planificando la llegada de niños y niñas refugiados, anticipando sus necesidades, detectando los recursos de apoyo disponibles en la escuela así como en la comunidad, para mantener un enfoque coordinado de cara a satisfacer la amplia gama de necesidades que estos niños y niñas y sus familias pueden presentar. Es esencial conocer las buenas prácticas en este sentido llevadas a cabo por otros centros educativos, realizando un intercambio de buenas prácticas entre distintos centros.
- Hay que tener en cuenta que los refugiados son un grupo heterogéneo y cada uno de ellos tiene diferentes experiencias y antecedentes. No obstante, un número significativo de ellos viene huyendo de países devastados por la guerra y los abusos contra los Derechos Humanos.
En este sentido, es fundamental ser consciente de que los niños y las niñas refugiados pueden reaccionar de distinto modo; la llegada al país de destino puede ser el comienzo de diversas dificultades para algunos niños y niñas, en lugar del final, mientras “navegan” por una nueva cultura y comunidad. Para muchos niños refugiados y sus familias, el período de ajuste después de la reubicación en un nuevo país será muy desafiante, especialmente si están rodeados de una incertidumbre constante. Factores como la pobreza, los prejuicios potenciales y la hostilidad dentro de su nuevo entorno pueden afectar el proceso de asentamiento.
Por lo tanto, los autores de la guía ponen de relieve la importancia de seguir los protocolos escolares para contar con apoyo psicológico, trabajando junto con psicólogos educativos, servicios sanitarios y otros sectores, de cara a asegurar que los centros educativos puedan garantizar el apoyo y los recursos adecuados para satisfacer las necesidades de bienestar emocional y salud mental de los niños/as y jóvenes que están llegando, y que cuenten con apoyo psicológico especializado, tanto ellos como sus familias.
- Los/as niños/as pueden revelar información a adultos de confianza en la escuela, por lo tanto, es trascendental fomentar espacios seguros y recursos de apoyo disponibles para el personal.
- Preparar a toda la comunidad educativa (personal docente y no docente, niños y familias) para establecer un entorno acogedor para los niños refugiados y sus familias. Por ejemplo, realizando una reunión de padres para abordar las políticas de inclusión en la escuela y conocer cualquier duda que pueda surgir, invitar a las familias a contribuir con cualquier iniciativa orientada a conseguir recursos para los niños recién llegados y sus familias, etc.
Acogida de los niños y las niñas en el centro educativo
- Acoger y acomodar a los niños en sus clases y facilitarles un sentido de pertenencia es algo que los centros educativos saben hacer bien, y es particularmente importante para que los niños y niñas refugiados/as empiecen a sentir y experimentar una sensación de seguridad. La forma en que estos y estas menores son recibidos por sus iguales al llegar es también muy importante. Por ello, antes de que lleguen, puede ser útil tener una asamblea de toda la clase/escuela que se centre en las experiencias de cambio, mudanza, miedo y pérdida, para generar un sentimiento de apoyo y comprensión hacia los niños y niñas recién llegados.
- Los centros educativos deben adoptar un enfoque centrado en el niño, siendo conscientes del rol crucial que desempeñan los adultos de la escuela en el apoyo a los niños refugiados a su llegada, desarrollando relaciones positivas con ellos. Es clave aquí ayudar a los alumnos y las alumnas a sentirse escuchados y valorados.
- El personal docente puede hacer mucho en la forma en que los niños refugiados y las niñas refugiadas son percibidos por sus compañeros, reduciendo la probabilidad de que surjan prejuicios al desafiar los estereotipos y considerar los distintos puntos de vista y actitudes, enseñar valores comunitarios y desarrollar empatía entre los alumnos y las alumnas.
- Promover la participación de las familias refugiadas en la educación de sus hijos, mediante apoyos, intérpretes y sesiones de intercambio de información para explicarles los elementos clave de la escuela y el sistema educativo. Construir relaciones sólidas y una comunicación efectiva con los padres es esencial para crear un entorno estable y enriquecedor tanto en la escuela como en el hogar.
- Desarrollar la autoestima y la confianza de los niños recién llegados para asumir riesgos y participar en nuevos aprendizajes, asegurándose de que todos los adultos y el personal docente se concentren en las fortalezas y habilidades de estos niños. También pueden destacar los beneficios que los niños recién llegados aportan a la comunidad escolar, contribuyendo a su mejora.
- Seleccionar grupos de iguales que puedan apoyar a los niños refugiados cuando lleguen a sus nuevas escuelas. Para los autores de la guía, los grupos de amigos pueden ser mejores que los sistemas de apoyo de amigos individuales, al dar un sentido de responsabilidad colectiva y compartida. Dichos grupos pueden ser clave para ayudarles a adaptarse y a moverse por el centro educativo, las distintas aulas y el patio. Los amigos deben ofrecerse como voluntarios para participar en lugar de ser "propuestos".
Sin embargo, los sistemas de iguales deben tener una demarcación clara de roles y expectativas y requieren un monitoreo constante por parte del personal educativo.
- Comprender el impacto potencial de las experiencias de los niños y niñas refugiados, incluidos los traumas, el duelo, la pérdida y la separación. Es posible que muchos niños hayan dejado atrás a su familia y/o hayan sido testigos o víctimas de eventos aterradores y traumáticos. Los enfoques informados sobre el trauma destacan la importancia de ayudar a los y las menores a desarrollar la confianza y que vivan y sea educados en un ambiente donde los adultos brinden experiencias repetidas de interacciones sintonizadas, sensibles y seguras.
- Adaptar el plan de estudios, teniendo en cuenta las referencias a la familia, las relaciones, la muerte, etc. en los materiales didácticos, y considerando las experiencias que estos niños y niñas pueden haber tenido antes de llegar al país de destino y a su nueva escuela.
- Contar con un psicólogo educativo para revisar y desarrollar intervenciones y estrategias, y para crear sistemas de apoyo a nivel individual, de grupo y de toda el centro escolar mediante.
Enfoques para el aprendizaje
- Las principales necesidades de los niños y niñas refugiados/as que llegan a una nueva escuela son el sentido de seguridad y pertenencia, antes de que puedan comenzar a participar en el aprendizaje formal. Los centros educativos pueden ayudar aquí asegurando que el tiempo que pasan en el contexto escolar se basa en las fortalezas y habilidades existentes de los niños. Un plan de estudios flexible, con actividades extracurriculares podría facilitar el sentido de competencia y pertenencia de los y las menores refugiados.
- El juego es un medio importante que puede facilitar el acceso al plan de estudios, al mismo tiempo que desarrolla habilidades que incluyen el lenguaje, la cognición y la resolución de problemas de niños/as y jóvenes de todas las edades. También puede brindar un contexto auténtico en el que construir amistades. Las escuelas pueden utilizar el momento de la asamblea y otras actividades para fomentar la interacción y la colaboración, por ejemplo, utilizando la comunicación no verbal en las primeras etapas de adquisición del nuevo idioma. También pueden llevar a cabo actividades que se centren en las habilidades de escuchar y hablar y apoyar la adquisición del nuevo idioma, como el juego de roles.
En caso de niños y niñas más pequeños se pueden utilizar recursos concretos como muñecos, títeres, libros ilustrados y actividades del tipo etiquetar, clasificar, emparejar, etc.; actividades creativas, como dibujar, colorear y/o manualidades; juegos para desarrollar interacciones entre iguales y música y rimas para desarrollar la cognición y el aprendizaje de conceptos. En niños y niñas mayores se pueden usar TIC, imágenes, audiolibros y enseñanza directa de habilidades fonéticas para desarrollar habilidades de alfabetización; herramientas visuales como fotografías, mapas y diagramas de flujo y TIC y juegos para desarrollar habilidades, incluidas las interacciones entre iguales.
El documento concluye recordando que el objetivo principal de los centros educativos es satisfacer las necesidades de los niños y niñas refugiados, hacer que se sientan bienvenidos/as, promover el desarrollo de amistades y conexiones emocionales, brindar apoyo y determinar las intervenciones de aprendizaje y lenguaje adecuadas, si bien es esencial tener en cuenta las presiones adicionales de adaptarse a una nueva cultura, idioma, pérdida y trauma potencial de los niños y las niñas refugiados/as.
Señalando la posibilidad de que estos menores hayan experimentado y/o sido testigos de eventos traumáticos, insiste en la importancia de manejar con cuidado la transición a un nuevo país y cultura, y de tener en cuenta las respuestas tanto "típicas" como "atípicas" a estas circunstancias desafiantes. De igual modo, los autores de la guía consideran importante no malinterpretar la angustia que pueden presentar estos niños y sus familias.
Se puede acceder al documento desde la página Web de la BPS o bien directamente aquí:
Welcoming and supporting refugee children - information for schools