El tiempo pasa rápido. Casi cuatro años después de que iniciáramos la gestión como Junta de Gobierno de nuestro Colegio, toca ya despedirse. Toca decir adiós. Es el momento de parar máquinas y detenerse. De repasar lo hecho y desear toda la suerte del mundo a quienes se van a responsabilizar de la siempre compleja tarea de gobernar y gestionar una organización como la nuestra, que ya suma cerca de 22.000 colegiados y colegiadas. Y, por supuesto, de hacer el traspaso de poderes concienzudamente, con el respeto, esmero, responsabilidad y diligencia que el hecho y la situación representa.
Para los que nos despedimos, es momento de mirar hacia atrás y revivir, aunque sea por unos instantes, la experiencia vivida. Y sentida. Aunque sea, insisto, por unos instantes, es necesario volver a situarse en la línea de salida que supuso el desarrollo de un programa para cuatro años y situar en su justa medida el ajuste de las expectativas y líneas estratégicas de las que nos dotamos con los procesos definitivamente completados. Solo por unos instantes, aunque sea de soslayo, releer los pasos y decisiones adoptadas, las que completaron sus objetivos y, también, claro, las que se tradujeron en experiencias sin los resultados esperados. Porque también hemos estado en estas, vivido estas, perdiendo el sueño a veces con estas.
Es también tiempo y oportunidad para reconocer el tremendo esfuerzo desarrollado por toda la organización colegial durante estos meses y años de trabajo. Empezando, por supuesto, por los trabajadores y trabajadoras de la misma. Su implicación y compromiso han sido un ejemplo de competencia, responsabilidad y eficiencia. En cada momento, en cada actividad, en cada proyecto, en cada mirada. Sí, también en cada mirada, en su complicidad para crecer, innovar, crear. Y creer. Gracias por vuestro trabajo abnegado y resuelto.
Gracias por la confianza depositada en las personas que ahora, casi ya, hemos tenido el honor de gestionar nuestra organización.
Porque es necesario insistir. Ahora, en este momento, cerca ya de terminar esta etapa, lo esencial es saber ser agradecido. Y reconocer el trabajo, dedicación, implicación y compromiso que hemos podido sentir cada día en todos y todas los que formamos parte activa de nuestro Colegio. Y es necesario señalar, por supuesto, a los y las colegiados y colegiadas, con su trabajo, profesionalidad y dedicación en el quehacer cotidiano; discreto, callado, pero pleno de sensibilidad. En los días buenos y también en los menos buenos, que también los ha habido.
También gracias a todos los que habéis formado parte importantísima de lo realizado estos cuatro años desde vuestra participación en las Secciones profesionales y los Grupos de Trabajo. Y por nuestro recién creado Foro de Veteranía, un espacio marcado por la experiencia, dedicación y dignidad.
Es esencial dar las gracias por la compañía, por la escucha, por la paciencia, por la comprensión. También por la empatía y colaboración mostradas. A todas las personas que nos han acompañado durante todo este tiempo. Más o menos cerca.
Gracias a quienes habéis compartido ideas y acciones durante todo este proceso. A quienes habéis propuesto acciones y líneas estratégicas, apoyado iniciativas y mostrado vuestra satisfacción con lo realizado y los resultados conseguidos. Pero también, por supuesto, el más sincero agradecimiento a quienes, en tiempo y forma, con criterio y argumentación, habéis hecho visible la discrepancia con ideas, acciones concretas y su implementación; incluyendo, necesariamente, la divergencia que en todo momento ha enriquecido las deliberaciones de la propia Junta de Gobierno. Visiones diferentes a las inicialmente consideradas han resultado siempre de gran valor en la definición de iniciativas, en la evaluación de los proyectos implementados y, por supuesto, en concreción de respuestas a necesidades ya conocidas y a las sobrevenidas que una profesión como la nuestra, en el momento en el que nos encontramos, se hacen especialmente visibles y permeables.
Durante todo este periodo, el objetivo básico y sustantivo no ha sido otro que seguir fundamentando la relevancia de nuestra profesión, en muy diferentes formatos y proyectos, y siempre en los diversos espacios de despliegue que atesora, siempre en función, también, de las necesidades de la ciudadanía.
Y, en ese contexto, hemos creído profundamente en la configuración de un estilo de relación institucional amable, atento, cercano y señaladamente sensible y cercano a las necesidades de las personas; un estilo pensado, como elemento transversal, desde el que situar y construir espacios de colaboración con las administraciones públicas, instituciones y todas aquellas organizaciones con las que compartimos cultura, contexto, objetivos y contenidos en muy diferentes ámbitos de la vida de las personas.
Un estilo que hemos procurado hacer germinar, crecer y madurar en todas y cada una las acciones implementadas, en los acuerdos logrados, en las acciones combinadas y colaborativas, en la confianza recíproca generada. Y también en la mirada amable y respetuosa que, en todo momento, se ha intentado habilitar desde el corazón mismo de la organización.
Llegados hasta aquí, es momento, pues, en definitiva, de decir adiós y ser agradecido. Por encima de todo. Siempre. Para siempre.
José Antonio Luengo Latorre
Decano-Presidente
Colegio Oficial de la Psicología de Madrid