El impacto del suicidio va mucho más allá de la pérdida inmediata: afecta profundamente a las familias, comunidades y al tejido social. Así lo advierte el artículo publicado en la Revista Clínica Contemporánea, que analiza los efectos traumáticos del suicidio en el entorno cercano y plantea claves para una mejor comprensión e intervención.
Uno de los datos más preocupantes del estudio es que el 78 % de los supervivientes desarrolla un duelo complicado, con síntomas de estrés postraumático, ansiedad, culpa y retraimiento. Además, se identifican factores de riesgo como el estigma social, los traumas infantiles y la herencia epigenética, que pueden influir tanto en la conducta suicida como en la dificultad para afrontar la pérdida.
La autora destaca que los supervivientes —familiares, amigos o personas cercanas— presentan una mayor probabilidad de sufrir trastornos mentales e incluso ideación suicida tras el fallecimiento. El entorno social, en lugar de ser un apoyo, a menudo responde con incomodidad o silencio, lo que agrava el aislamiento y la sensación de incomprensión.
El artículo hace un llamamiento a normalizar el duelo por suicidio, promover la psicoeducación, y crear espacios de acompañamiento emocional y apoyo comunitario. Superar el estigma y facilitar recursos adecuados puede marcar la diferencia en la recuperación de quienes viven este tipo de pérdidas.
Artículo: El trauma originado por el suicidio en el entorno familiar, comunitario y social
Susana Merino Lorente
Universidad del Atlántico Medio, Las Palmas de Gran Canaria, España