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Día Internacional del Refugiado. «Nos Ponemos en sus Zapatos»
22/06/2021 | COMUNICACIÓN
El Colegio Oficial de la Psicología de Madrid manifiesta su compromiso e implicación con la concienciación de la ciudadanía en relación al grave problema humanitario de los refugiados en el momento actual, y reclama el desarrollo de planes para el adecuado trato a sus necesidades, desde una mirada empática, solidaria y profundamente sensible con un fenómeno que afecta a millones de personas, de diferentes edades, en todo el planeta
La Organización de Naciones Unidas decidió crear el Día Internacional del Refugiado en el año 2001 para recordar tanto la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que cumple ya 73 años, como la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, que en julio de este año cumplirá 70 años. Es un día para recordar también que, en diciembre de 2018, 181 países firmaron el Pacto Mundial sobre Refugiados, y que lo hicieron para compartir equitativamente la responsabilidad de proteger a las personas refugiadas allá dende estén y especialmente en cada uno de nuestros países. Con este comunicado se pretende concienciar a la población de que los refugiados son seres humanos, personas igual que nosotras y que, si nos pusiéramos en sus zapatos, entenderíamos mejor el problema y a partir de aquí, su drama podría cambiar.
Actualmente hay cerca de 80 millones de seres humanos refugiados y desplazados de sus hogares. El Pacto Global de 2018 tiene media docena de objetivos, dos de ellos parece que están pensados, especialmente, para los actores que, con nuestras profesiones, contribuimos al desarrollo de sociedades con bienestar. Mejorar la autosuficiencia de las personas refugiadas en los países de acogida y dar respuestas integrales e integradas para estas personas y sus familias, son tareas del conjunto de la psicología desde cualquiera de sus especialidades, aunque especialmente de los profesionales de la Psicología de Intervención social. Los psicólogos y psicólogas de Madrid, en este día de compromiso, queremos dejar claro nuestra implicación con los planes de acción o políticas que persiguen el apoyo individual y el apoyo a sus familias para su más rápida integración en la comunidad que les acoge, así como el apoyo al pueblo o ciudad acogedora.
El simple hecho de nacer en un determinado lugar del planeta, provoca invariablemente una alta posibilidad de convertirse en refugiado. Solo imaginar nacer y vivir, solo por un momento, en un lugar donde existen conflictos armados, hambruna, dictadura y miseria desde siempre, representa, sin duda, un ejercicio que debe hacernos reflexionar sobre el dolor, el sufrimiento, la indefensión, la pérdida de identidad y angustia permanentes con las que millones de personas viven cada segundo de sus vidas. Perder seres queridos, sentir el miedo en cada poro de la piel.
Realidades dramáticas de dimensiones planetarias. Poniéndonos por unos instantes en su mente, en su vida, en el modo en que observan, interpretan y gestionan la terrible realidad que les rodea y toca vivir, un día, un familiar, un amigo o nosotros mismos, en su piel y necesidades. imaginemos ese momento en que alguien decide que no puede más, que ya no puede soportar más la guerra, la muerte, las carencias, el odio y el sufrimiento. Entonces pasa a la acción. Planifica, como se puede, con poquísimos recursos, la salida del “infierno”. Piensa con dolor en las muchas personas que lo han intentado y han perecido en el intento por cambiar sus vidas. Pero, aun así, decide seguir con el plan, con esa hoja de ruta que nadie sabe muy bien dónde terminará. Tras un difícil viaje, muchos (no todos los que eligen este camino), él y los suyos consiguen llegar al “primer mundo”, y sienten en lo más profundo de su interior que el simple hecho de haber llegado es ya, en sí mismo, un triunfo. Sin embargo, no tardan mucho en comprobar que, por delante, solo tienen muros, obstáculos y vallas infranqueables.
Miedo, mucho miedo en sus rostros, en su mente, en su corazón. Vienen de ese infierno que un día fue su amada casa, su querida tierra. Pero no ven salida. ¿Qué hacer? ¿Volver atrás? ¿Seguir intentándolo? De esa decisión puede depender la supervivencia de su familia, de sus seres queridos…
¿Qué valores estamos construyendo en la sociedad? Apoyar la esencia de la solidaridad, del acompañamiento, de la empatía, de la ayuda incondicional representa un reto incuestionable. Decisivo. ACNUR, la Agencia de la Organización de naciones Unidas para los Refugiados, quiere que en 2021 pensemos que este día internacional nos debe llevar a la ciudadanía a recordar que: “juntos, sanamos, aprendemos y brillamos”. Nos convocan al desarrollo de sociedades solidarias y cuidadoras, y entre todos. Sociedades con acceso a la salud física y psíquica, sociedades con oportunidades de educación y empleo, sociedades que empoderan y en las que alcanzan alta participación toda su ciudadanía. De esto sabemos los profesionales de la Psicología y nos unimos en el día Internacional de los Refugiados, casi 80 millones de personas entre refugiados y desplazados, comprometiéndonos con estos objetivos.
Aprovechamos la oportunidad y el momento para pedir a la ciudadanía el esfuerzo de ponernos en sus zapatos, en su piel, en sus vivencias, en su alma. Respetando y reconociendo “al otro” muchos miedos desaparecen. ¿Por qué no ser ambiciosos y caminar hacia una sociedad sin refugiados donde cada persona pueda disfrutar de su tierra y de su vida? ¿Utopía? Queremos creer que no.
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