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A Fondo: Ecología y Psicología: reflexiones desde Greenpeace

25/04/2017 | COMUNICACIÓN


Cuando en 1971 un grupo de activistas contra el armamento nuclear fundó Greenpeace, lo hizo bajo una idea: pensaban que actos e imágenes impactantes, grandes golpes de efecto comunicativos eran tan poderosos en potencia como los gigatones de las bombas H a las que se enfrentaban. Bob Hunter, el principal líder en los primeros momentos de la organización, bautizó el arsenal de Greenpeace como «bombas mentales», una idea que trataba explicar que la mayor herramienta a la hora de generar una revolución verde es nuestra propia conciencia, que, si podemos cambiar los esquemas mentales, la sociedad y el mundo pueden ser cambiados. El Greenpeace actual tiene mucho que ver con el Greenpeace de 1971. Sigue siendo una entidad ecologista y pacifista, completamente independiente de las Administraciones públicas y de las empresas, que solo se financia a partir de donaciones: las personas socias que cada mes apoyan a la organización y particulares que destinan parte de su herencia a proteger el planeta que dejan. La marca fundamental de la organización siguen siendo las acciones directas no violentas, una filosofía de acción social que se retrotrae a Gandhi y que se basa en la resistencia pacífica. Sin embargo, el reducido grupo de activistas basados en Vancouver ha crecido hasta convertirse en una organización internacional. En España, Greenpeace fundó oficialmente su primera oficina en 1984, aunque las primeras acciones en aguas territoriales españolas se remontan a 1982. Greenpeace España (GPE) trata de afrontar localmente los grandes problemas medioambientales a escala global a los que se enfrenta el ser humano. Lucha tanto por reducir las emisiones de nuestro país que generan el efecto invernadero como por defender la biodiversidad del territorio del Estado español, sus bosques, mares y sus costas.

Greenpeace siempre ha tenido una fluida relación con la comunidad científica, pues los datos que sustentan sus principales reclamaciones y propuestas proceden de esta. Profundizando esta línea, GPE pretende comenzar una vía de colaboración institucional con las organizaciones científicas y profesionales, con objeto de que las personas que pertenecen a estas apoyen sus campañas y ayuden a seguir manteniendo su imprescindible independencia económica. Por su formación y general ubicación en las estructuras de nuestra sociedad, las personas pertenecientes a estas organizaciones, como el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, son líderes de opinión naturales para una buena parte de la población, y, como tal, tienen una gran responsabilidad social, también en la protección del medio ambiente. Aunque, por ejemplo, son perfectamente conocedoras de la evidencia del cambio climático y sus negativas repercusiones sobre la salud y la vida en general, muchas personas con alta cualificación no se han planteado hasta ahora como sumarse de manera activa a la defensa del medio ambiente, y Greenpeace ofrece la oportunidad de hacerlo a través de este tipo de acuerdos institucionales. En este sentido el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid es la primera entidad de carácter científico-profesional a la que GPE se dirige para iniciar este tipo de colaboraciones. Cabe destacar aquí la inmediata y positiva respuesta obtenida de su Junta de Gobierno, plasmada en la firma de un convenio marco. Por otro lado, más allá de por la coincidencia coyuntural de que actualmente dos de las siete personas componentes de la Junta Directiva de GPE sean psicólogos, es comprensible que la primera aproximación haya sido al Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.

La pérdida de la biodiversidad y el cambio climático, por ejemplo, son consecuencia del comportamiento humano, y solo a través de cambios en dichos comportamientos podrán frenarse. Por este motivo, la Psicología, como disciplina científica y como profesión cuyo principal objeto es la conducta humana tiene, sin duda, muchísimo que aportar. Aunque sin mencionarse de manera expresa, la Psicología aparece en alguno de los ejes del Plan estratégico de GPE, recientemente aprobados, como se mencionará más adelante. Debido a la situación de emergencia ambiental en la que nos encontramos, principalmente por el cambio climático, es necesario que se incrementen las aportaciones de la Psicología en temas relacionados con el medio ambiente, aunque, en primer lugar, habría que poner en valor las que ya se han venido realizando. Sin ánimo de exhaustividad, señalar las siguientes:

  • La Psicología Ambiental, presente en los planes de estudio de algunas facultades, «se basa en el estudio de la relación del individuo con el medio ambiente dentro del cual evoluciona» (Navarro, 2004), entendido este en un sentido amplio, que abarcaría desde medios naturales hasta los contextos pensados y construidos por el ser humano, como podrían ser los planeamientos urbanos. Desde el punto de vista del ecologismo, sus propuestas son de especial relevancia pues, en palabras de dos de los máximos exponentes de la Psicología Ambiental, «la crisis ambiental, tal y como se plantea en la actualidad, está más estrechamente relacionada con los modos de vida, la organización social y el comportamiento humano que con dinámicas independientes de la naturaleza» (Corraliza y Aragonés, 2002, p. 272). Desde una perspectiva histórica, a mediados de los años 80 del anterior siglo comenzó un movimiento que aglutinó a las personas interesadas por la Psicología Ambiental, provenientes principalmente del mundo académico. En el año 2000 se crea la revista Medio ambiente y comportamiento humano y en 2008 la Asociación Hispano-Lusa de Psicología Ambiental PSICAMB. Desde esta asociación se promueven congresos bienuales, cuya edición XIV se celebrará en la Universidad de Évora del 21 al 24 de junio del presente año.
  • En el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, los principales espacios en los que ha tenido presencia, hasta la fecha, los temas relacionados de manera específica con la protección del medio ambiente han sido las ediciones de las jornadas y posterior Congreso de Intervención Social, en el cual se contempló una área de trabajo específica, ofreciendo a Greenpeace un espacio para una mesa divulgativa, así como la revista Intervención Psicosocial, en la que se han editado monográficos sobre medio ambiente y artículos concretos en diversos volúmenes.
  • En el III Congreso Nacional de Psicología, que se celebrará en Oviedo del 3 al 7 del próximo mes de julio, hay un simposio denominado «Los retos de la Psicología en la solución de los problemas ambientales».

Algunas de las líneas de investigación psicológica, aplicadas en la protección del medio ambiente, serían, entre otras, las siguientes: altruismo y conducta prosocial en beneficio de la colectividad; procesos de participación en acciones de protección y mejora del medio ambiente; construcción social de los conceptos vinculados al medio ambiente y su defensa; percepción del riesgo por el deterioro medioambiental y el estudio de las actitudes y comportamientos individuales y colectivos que inciden en el medio ambiente, proponiendo las estrategias de intervención más efectivas.

Mención aparte merecen otras importantes aportaciones conceptuales desarrolladas desde la Psicología Social y que tienen su aplicación en las estrategias de defensa del medio ambiente: bienestar subjetivo (Diener, 1994; Unanue, 2017), satisfacción con la vida y su sinónimo felicidad (Veenhoven, 1994); calidad de vida (Argyle, 1993; Michalos, 1995; Casas, 1998, 1999), calidad de vida subjetiva (Cummins y Cahill, 2000), conceptos sustentados en datos empíricos que, grosso modo, vienen a constatar su multidimensionalidad y que, a partir de determinado nivel de cobertura de las necesidades relacionadas con la subsistencia, coincidente con la base de la pirámide de Maslow, la acumulación de bienes materiales no garantiza por sí misma, a veces al contrario, la percepción de tener una vida satisfactoria. O dicho de otra forma, cubiertos los aspectos más básicos, no hay una correlación positiva entre la huella ecológica que dejemos a lo largo de toda nuestra existencia y la satisfacción vital que hayamos tenido. Estas aportaciones de la Psicología Social impregnan en buena medida los planteamientos del movimiento ecologista; así, por ejemplo, en el recientemente aprobado Plan Estratégico de Greenpeace España, el eje IV establece que «Queremos cambiar las mentalidades para desvincular el consumo y la consecución de la felicidad. Es necesario un cambio de actitudes individuales y colectivas que lleve a conductas de consumo responsables y transformadoras», todo un reto para la Psicología y sus profesionales.

En un contexto sociohistórico de pérdida de las relaciones comunitarias y profundización del individualismo consumista como afrontamiento vital, son más necesarias que nunca las respuestas e intervenciones colectivas. Basarse en el consumo desmesurado de unos recursos limitados como fuente de felicidad, además de resultar suicida como especie, genera una permanente frustración, pues «muchas de las soluciones propuestas por el discurso social-publicitario parecen dar la espalda a los fundamentos de la satisfacción humana» (Cembranos, 1993, p. 8). Satisfacción que viene, una vez cubiertas las necesidades de subsistencia, por diversos aspectos no relacionados con el consumo: afecto recíproco, apoyo mutuo, sentimiento de pertenencia y de ser relevantes a una comunidad, emociones positivas, conocimiento, crecimiento y desarrollo personal permanente, valores, etc. Ejemplos de dimensiones vitales que se generan y sustentan en las interacciones entre las personas, grupos, organizaciones y comunidades, cuya promoción mediante estrategias proactivas y preventivas son objeto de la Psicología de la Intervención Social (López-Cabanas, Casellas y Cembranos, 2017), y desde cuyas metodologías se puede incidir en los procesos sociales, debido a la importancia que estos tienen «en la generación y mantenimiento de las problemáticas ambientales» (Palavecinos et al, 2016, p. 144).

Igualmente, por la vinculación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid con el ámbito de la Salud, es también de especial interés el eje VI del mencionado Plan Estratégico de Greenpeace: «Queremos visibilizar la afectación a nuestra salud de los problemas ambientales». Desde la Psicología se debería trabajar en mayor medida en estrategias que aumenten la percepción del riesgo por el deterioro medioambiental y su repercusión sobre la salud, aspecto que se hace especialmente necesario con los resultados del barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) correspondiente a noviembre de 2016: ante la pregunta «Y, ¿cree Ud. que los/as españoles/as, en general...?» un 46,3 % responde que «Aunque están interesados/as, no están suficientemente preocupados/as por los problemas del medio ambiente» y un 35 % que «Tienen muy poco interés y preocupación por los problemas del medio ambiente» y solo un 14,8 % «Sienten interés y preocupación por los problemas del medio ambiente» (CIS, 2016). Estos datos hablan por ellos mismos de la importancia de intervenir para que la población aumente su percepción sobre los graves problemas medioambientales, paso previo a los necesarios cambios de comportamiento. Metodológicamente no habría que partir de cero, pues las investigaciones y aportaciones técnicas de la Psicología en este tipo de estrategias ya se han pilotado, por ejemplo, en las campañas de Seguridad Vial (Montoro, 2014), prevención de drogodependencias (García, 2012) y VIH (Bayés, Pastells y Tuldrá, 1996), en las que se ha demostrado eficaz el hecho de que la población aumente su percepción del riesgo ante determinadas conductas.

Se podría concluir, que si bien el fin último de la Psicología es facilitar que el comportamiento de las personas les genere bienestar y satisfacción con la vida, habría que añadir que el principal camino para conseguirlo es aquel que considera al ser humano como parte de la naturaleza de la que se nutre, y con la que debe de convivir en armonía y cuidar para garantizar su salud y propia subsistencia. Todo un reto al que seguro que la Psicología y sus profesionales sabrán responder. Greenpeace seguirá trabajando en esta línea y se encuentra abierta a estas contribuciones.

Autores:

D. Daniel Fernández Rodríguez, Colegiado M- 31901. Presidente de la Junta Directiva de Greenpeace España.

D. Miguel López-Cabanas, Colegiado M- 04965. Vocal Junta Directiva de Greenpeace España.

 

BIBLIOGRAFÍA

Asociación de Psicología Ambiental (2017). Proyecto vida humana y diversidad. Psicología Ambiental hoy. Disponible en http://psicologiaambientalhoy.blogspot.com.es/

Bayés, R., Pastells, A. y Tuldrá, A. (1996). Percepción de riesgo de transmisión del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) en estudiantes universitarios. Cuadernos de medicina psicosomática y psiquiatría de enlace, 39.

Brown, K.  y  Kasser, T. (2005). Are psychological and ecological well-being compatible? The role of values, mindfulness, and lifestyle. Social Indicators Research, 74, 349-368.

Casas, F. (1998). Calidad de vida y medio ambiente. RTS: Revista de treball social, 149, 6-20.

Casas, F. (1999). Calidad de vida y calidad humana. Papeles del psicólogo, 74.

Cembranos, F. (1993). Bienestar, ecología y participación social. Intervención Psicosocial, 2 (5), 5-15.

CIS (2016). Barómetro de noviembre de 2016. Centro de Investigaciones Sociológicas. Estudio nº 3259. Disponible en

http://www.cis.es/cis/export/sites/default/-Archivos/Marginales/3140_3159/3159/Es3159mar.pdf

Corraliza, J.A. y Aragonés, J.I. (2002). Psicología ambiental e intervención psicosocial. Intervención Psicosocial, 11, 271-275.

Cummins, R.A. y Cahill, J. (2000). Avances en la comprensión de la calidad de vida subjetiva. Intervención Psicosocial, 9, 185-198.

Diener, E. (1994). El bienestar subjetivo. Intervención Psicosocial, 3 (8), 67-113.

García, J.A. (2012). Concepto de percepción del riesgo y su repercusión en las adicciones.  Salud y drogas.12 (2), 133-151.

Herrero, Y., Cembranos, F. y Pascual, M. (Coords.). (2011). Cambiar las gafas para mirar el mundo. Una nueva cultura de la sostenibilidad. Madrid: Libros en Acción

López-Cabanas, M., Casellas, L.  y  Cembranos, F. (2017). Situación de la Psicología de la Intervención Social (PISoc) en la Comunidad de Madrid. Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.

Michalos, A.C. (1995). Tecnología y calidad de vida. Intervención Psicosocial, 4(10), 51-55.

Montoro, L. (2014). La percepción del riesgo, causa profunda de los accidentes. Travesía.  Disponible en http://www.revistatravesia.es/noticia/267/seguridad-y-educacion-vial/la-percepcion-del-riesgo-causa-profunda-de-los-accidentes.html

Navarro,  O. E. (2004). Psicología ambiental: visión crítica de una disciplina desconocida. Revista PsicologiaCientifica.com, 6 (11). Disponible en:

http://www.psicologiacientifica.com/psicologia-ambiental-vision-critica

Palavecinos, M., Amérigo, M., Ulloa, J.B y Muñoz, J. (2016). Preocupación y conducta ecológica responsable en estudiantes universitarios: estudio comparativo entre estudiantes chilenos y españoles. Intervención Psicosocial, 25, 143-148.

Unanue, W. et al. (2017). El rol del bienestar subjetivo para medir el progreso de las naciones y orientar las políticas públicas. Papeles del Psicólogo 38(1), 26-33.

Veenhoven, R. (1994). El estudio de la satisfacción con la vida. Intervención Psicosocial 3 (9), 87-116.

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